martes, 7 de abril de 2009

Un niño en casa


De dominio común son las conversaciones acerca de cómo apañarse cuando los niños están en casa. Trabajos, obligaciones diversas, horarios complicados convierten en problema algo que hasta hace una décadas no lo era, claro. Como suele ser normal se generan nuevas formas de convivencia sin que resolvamos los desajustes que en el transcurso se van produciendo. Tengo la sensación de que la resolución del problema del cuidado de los niños no termina de reordenarse porque el desajuste proviene sobre todo del traslado de una parte de la responsabilidad que al respecto ha desempeñado siempre la mujer. Si no fuera así, seguramente ya se habrían procurado más alternativas y más eficaces.

En el caso de Daniel, los días de vacaciones escolares como éstos de semana santa, no hay problema para atenderlo en casa, fundamentalmente porque Inma ha procurado buscar para ella un trabajo compatible con los horarios y periodos escolares. Por supuesto que estamos hablando de que ella ha limitado “voluntariamente” sus posibilidades profesionales debido a las circunstancias que concurren en la crianza de su hijo con discapacidad severa. Eso es así. Y evidentemente su caso no es una excepción.

Ha intentado a lo largo de estos años múltiples opciones. Rara vez ha existido voluntad por parte de las empresas, ni siquiera cuando la empresa era la Administración, de alcanzar eso que se llama conciliación entre la vida laboral y familiar. Y aludo a momentos y hechos concretos vividos, que tampoco viene al caso especificar, pero que podrían listarse perfectamente y con detalles. Así que finalmente, Inma/madre de Daniel decidió esta opción de un empleo de pocas horas diarias y en un tramo que no interfiriese con el horario escolar del peque.

La semana pasada Daniel estuvo muy resfriado y con fiebre (fue culpa mía, yo lo contagié, aysss). En estas ocasiones, como sucede en un montón de familias, la resolución de la atención de Daniel en las horas de trabajo de su madre recayó en la colaboración familiar, en concreto de la abuela Pilar. Bien dicho está: ¿como organizaríamos nuestras vidas diarias sin la aportación onegeística de los abuelos?

Oí el otro día en la radio una entrevista con la directora de Microsoft en España. Hablaba, entre otras cosas, de la estructuración flexible de los horarios y asistencias laborales en la compañía. Y está claro que el sistema funciona. Bien, ya sé que no se puede aplicar en todos los sectores. Que en el de la tecnología informática, en el de la información, la cultura, etc. es más fácil que en otros, como en las profesiones de trabajo manual. Pero seguro que hay fórmulas aplicables. Fórmulas que para las familias que tienen en su seno persona discapacitadas serían un alivio en la organización de su vida diaria. Quizás sería un sector absolutamente idóneo para empezar a desarrollar realmente esas ecuaciones de conciliación de vida laboral y familiar que parecen tan complicadas de resolver. Eso también es integración social. Fórmulas hay, seguro. Voluntad de plantearlas y aplicarlas, no tanta.





Ilustración: José Ibarrola (tomada desde la página de El Diario Montañes.es

3 comentarios:

ANTONIA dijo...

¿Qué papel tan complicado el de ser madre! Cuando somos pequeños no nos damos cuenta de que es un trabajo de más de 24 horas algún día. Y ahora siendo una misma madre, trabajadora y con hijos, nos vemos pluriempleada.Es difícil y la realidad "politica" no se ajusta siempre a la rutina diaria. Te diré que a mi me harián falta dias de muchísimo más horas a pesar de haber reducido mi jornada laboral por cuidado de un hijo menor. Por supuesto a pie de cañon están los abuelos, que no fallan y que ha veces quieren hacer tanto que nos pueden "agobiar" un poco (en el buen sentido de la palabra). Mi mejor amiga me dijo aún ayer que por mi forma de ser y de vivir esta realidad, merecía no una estatua sino un monumento. Creo que no existe superficie suficiente en el planeta Tierra para tal obra.Me has dado un tema para mi blog.
Abrazos y que se cuiden mucho.

Estels dijo...

Como madre trabajadora de dos niños y divorciada, ni te cuento el via crucis que vivo a diario.
Y con el problema añadido de un horario partido de mañana y tarde (soy docente), y unos padres tan mayores que me necesitan más que yo a ellos!!!
Tienes suerte, por lo menos, de poder permitirte una reducción de tu jornada laboral.
Pero con todo y con eso...mis hijos son maravillosos y llenan mi vida.
Son el motivo que cada mañana me empuja a levantarme y empezar una nueva lucha (a veces de almohadas)
y a tirar para adelante...que no es poco!

Un beso.

Ana

laMima dijo...

Jo, me has "tocado" con el temita.
La logística familiar es tan complicada...nosotros, ya sabes, encima no podemos contar con nadie (no, aquí no hay abuelos que valgan) asi que lo tenemos crudo pero bueno, va saliendo la cosa.
Veo muy lejana esa conciliación, sobre todo en la empresa privada (salvo casos de la envergadura de Microsoft, claro) y más aún el imprescindible reparto de responsabilidades necesario para arrancar.Y resulta agobiante, agotador...desmoralizante a veces.
Mi marido siempre dice: "de culo, pero hemos llegado", y tiene razón. Mientras sea así procuraré no quejarme en exceso.
Besos y a pasar buenos días.