Os
muestro un pequeño objeto realizado mediante una impresora 3d. Como veis es un
llavero con la manita que representa al Colegio Ángel Riviere. Como explica el
texto de la hoja del cuaderno de comunicación, a los educadores y alumnos del
colegio les hicieron una demostración, hace unos días, de impresión en 3d. Y al
final les regalaron este detalle.
Hay
que decir que los centros educativos de educación especial están siempre muy en
contacto con los avances tecnológicos y sus aplicaciones para estimular sensorial
e intelectualmente a los alumnos, para explorar nuevas vías pedagógicas
adaptadas a las necesidades de los mismos y a su condiciones funcionales
diversas. Está claro que la necesidad es la mejor aliada de la imaginación y la
capacidad de crear alternativas a situaciones que parecieran insoslayables.
Entiendo
que en la demostración que les harían a la comunidad del Ángel Riviere sobre
las posibilidades de la impresión 3d, se centrarían en la estimulación
sensorial, en la ayuda y apoyo que puede ofrecer para el trabajo creativo con objetos, etc. Sin duda se abren
un buen montón de vías pedagógicas y para la activación de funcionalidades
personales: libros en 3d para invidentes, mapas en 3d, etc.
Pero
quería ahora, al hilo de la manita impresa, derivar hacia el terreno de la
ortopedia. Hay ya avanzadas muchas investigaciones e iniciativas para conseguir
y realizar, mediante la impresión 3d, prótesis ortopédicas personalizadas al
cien por cien (más manejables, también con diseños más estéticos e incluso
divertidos si se quiere así), sillas de ruedas también completamente adaptadas
a cada individuo en particular, etc., etc.
Hay ya muchos ejemplos: el de la
silla de ruedas Go que ya fue presentada por el estudio londinense de diseño
Layer (http://layerdesign.com/projects/go),
pero también otros menos industriales, realizados de forma artesanal, como el ejemplo de un grupo de estudiantes que ayudaron a un colega a mejorar y adaptar
a sus necesidades y deseos la silla de ruedas que utiliza,
(http://imprimalia3d.com/noticias/2015/01/12/004105/impresi-n-3d-ayuda-unos-adolescentes-mejorar-una-silla-ruedas),
y otros muchos que van surgiendo.
La
cosa es que la impresión en 3d incorpora tres parámetros absolutamente
revolucionarios en el campo de la ortopedia: la personalización milimétrica a
cada individuo (frente a la adaptación más estandarizada actual), el recorte de
tiempo para producir el elemento y disponer de él, y, muy importante, el abaratamiento del coste final. En el presente
asistimos a una especie de eclosión de posibilidades e iniciativas, y todas
ellas producen mucho entusiasmo en cuanto a sus aplicaciones desde ahora en
adelante. Con las complicaciones burocráticas y técnicas, y por supuesto
económicas, que siempre hay que afrontar a la hora de renovar el material
ortopédico, la extensión de la impresión 3d como tecnología ortopédica puede
ser un cambio radical en la vida de muchas personas con diversidad funcional.
Habrá
que luchar para que el mercado no corra a aprovecharse en su solo beneficio de
la reducción de costes de producción, porque estoy segura de que intertarlo, lo
intentará. Y otros creo que ya lo piensan y lo temen también, como parece
demostrarlo el hecho de que ya se haya inventado el “biohacking”, un movimiento
y una práctica en los que los informáticos unen su conocimiento a biólogos y
médicos para conseguir, por ejemplo, fabricar una prótesis para pierna por 50€
(http://www.lne.es/oviedo/2017/01/21/marrero-protesis-piernas-impresion-3d/2045068.html)
.
En
esta misma línea, podemos citar ya muchas otras iniciativas: laboratorios de
universidades como el Fablab Madrid Ceu, la Fundación Materialización 3D, etc.
Cunda
el ejemplo. Ojalá.
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