¡Africa! ¡Africa! El grito jubiloso de Daniel ayer por la tarde, cuando
regresábamos a casa, después de la celebración –un año más, y una vez más
superando todas las expectativas- del
festival de Navidad del Colegio Público de Educación Especial Ángel Riviere,
que llevaba por título “Viaje con nosotros”.
Me gusta mucho poner por extenso el nombre del colegio, y me esfuerzo
conscientemente en ello: quiero que sepáis que es un colegio público, y un
colegio de educación especial, en toda la extensión de lo que esto significa.
El festival de Navidad siempre es muy emocionante. En él se concentra de alguna manera todos los años el esfuerzo
continuado de los chicos y chicas y los profesionales del colegio. De año es en
año, siempre es una referencia para darnos cuenta de cómo se van consiguiendo
cosas, también de cómo van creciendo todos, y de cómo hemos crecido con ellos.
En los primeros festivales, cuando Daniel era muy pequeño, recuerdo que
yo pasaba todo el transcurso de la función entre la alegría y la emoción por lo
que sucedía en el escenario y una cierta inquietud porque Daniel se ponía muy
nervioso con tanto estímulo y costaba un poco relajarle, devolverle el
equilibrio conveniente. Con los años todo se ha ido suavizando. Ya no nos
sorprendemos tanto de lo que son capaces los chicos y chicas y sus profesores y
monitores ahí arriba, sobre el escenario. Ya sabemos que también en la vida son
capaces de muchas cosas. Y respecto a aquella inquietud, Daniel, en este caso,
la ha hecho desaparecer por completo: ayer no paró de reír y atender y
disfrutar en todo el tiempo que duró la representación, y no perdió su
equilibrio en ningún momento. Fue además, creo, la primera vez que habló en
escena. En ocasiones anteriores había utilizado comunicadores, gracias a los
cuales pudo ser, una vez, incluso presentador de la obra. Ayer usó comunicador
para las frases largas. Pero contestó con sus rotundos monosílabos en un par de
ocasiones. Esa voz grave sonó a través de un micrófono, anunciando sus próximos
dieciocho años.
Y de esa “mayoría de edad” iba la obra, de alguna manera. “Los Quintos
del Riviere” se embarcaron en un viaje alrededor del mundo, para celebrar sus
prontos cumpleaños. Lo cual me recuerda que tenemos un problema con la
escolarización de los chavales del Riviere que al año que viene terminan en el
ciclo obligatorio, porque en el centro no está contemplado el ciclo de “transición
a la vida adulta”, hasta los 21 años, y tampoco parece que pueda haber plazas
en otros colegios públicos de educación especial. Necesitamos que estos chicos
que tanto han conseguido apuren los años en que podemos trabajar bien la
plasticidad de sus neuronas, necesitamos que sigan aprendiendo tanto, tan bien
y con tanto cariño como lo han hecho en este cole, así que seguramente, pasadas estas fechas navideñas, volveremos a la carga con este asunto. Porque quienes viajamos con estos chicos y chicas por la vida sabemos que este viaje no es alrededor, sino a través, muy a través de la vida.
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1 comentario:
Hola soy Vicky.
Muchas felicidades por lo que ha hecho en el Festival de Navidad en Ángel riviere.
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