lunes, 21 de septiembre de 2015

Hipo húngaro


No se trata de la indigestión xenófoba que estos días estamos viendo desplegar en el territorio que fue hígado del antiguo Imperio Austro-húngaro. Es algo mucho más amable, pequeño y cotidiano. 

Vereis, resulta que a Daniel le chifla un episodio de los Little Einsteins, que se llama así, "Hipo húngaro". Pero realmente lo que le gusta indescriptiblemente en ese episodio es la música, que reproduce la famosísima Danza Húngara, número 5, de Brahms. Pide casi a diario que le pongamos el "Hipo húngaro", ya conocido familiarmente tan sólo como el "hipo". Hoy no ha habido forma de que merendara hasta que Inma no le ha colocado la tablet delante de las narices, reproduciendo el tal episodio. 

Pero después tampoco ha habido forma de que hiciera nada más que escuchar una y otra vez diferentes versiones de la danza-hipo húngaro: violín, guitarra, diversos directores de orquesta, diversas bandas sonoras de diferentes producciones de dibujos animados... Mientras yo trabajaba en la mitad de la pantalla del ordenador, le iba enchufando en la otra mitad todas las variaciones que encontraba. Cada vez que he intentado cambiar de registro, ha sido rechazada mi propuesta, excepto una. 

Esta:



Gracias a esta obsesión de Daniel por Brahms, buscando y buscando en Youtube, he redescubierto hoy esta pequeña joya de 1942, producida por Disney (a la que supongo nunca le había prestado mucha atención), en la que la música clásica no sólo es tratada con humor, sino que es sometida a una perfomance vanguardista en la que el sonido de los instrumentos de orquesta es sustituido por una indescifrable cacharrería, en un ejemplo avant-garde de forzamiento formal muchas veces repetido después en diferentes ámbitos.

Ni Daniel ni yo hemos dicho ni mú hasta que ha terminado. Después, claro, 

- Hipo
-Vale.

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