El
pasado domingo, 26 de abril (2015) apareció en El Periódico de Aragón una
entrevista con las AMPAS de los cuatro colegios públicos de Educación Especial
que existen en Zaragoza (http://bit.ly/1K3B6od),
en la que éstas planteaban el problema que vienen sufriendo con el desmesurado
precio del campamento estival “Abierto por vacaciones”, organizado por el
Gobierno de Aragón durante el mes de julio. No vamos a abundar ahora mucho en
los pormenores de este problema. Es más fácil que quien tenga interés en ello
lea el resultado publicado de esa entrevista (link superior), que está muy bien
planteado. Únicamente anotaremos un par de cifras o tres: mientras un alumno de
educación especial puede terminar pagando 150 euros semanales (más el coste de
fisioterapia, si la precisa) por asistir al Abierto por Vacaciones en el mes de
julio, un alumno “sin más” paga 75. Y si nos mantenemos dentro de la Educación
Especial el programa de julio gestionado por el Gobierno aragonés viene a
resultar el doble de caro que el programa Zaragalla, que consiste básicamente
en las mismas prestaciones de ocio vacacional y se desarrolla durante agosto en
los mismos centros educativos que el Abierto por Vacaciones; Zaragalla está
gestionado por el Ayuntamiento de Zaragoza.
Las
AMPAS reclaman que Abierto por Vacaciones no suponga para las familias que
tienen hijos con diversidad funcional una carga inasumible. Y en todo caso, que
no se las penalice haciéndoles pagar el doble que a una familia que no tiene
hijos diversos funcionales, si quieren que los suyos disfruten del mismo
derecho al ocio vacacional que todos los demás.
Las
AMPAS ya se han entrevistado con distintas instancias de la vida política y
social de la Comunidad Autónoma y también con varios medios de comunicación.
Aún no hay respuesta a este problema y discriminación, que dura ya varios años,
y que, en mi, poco experta opinión –que sólo apela al sentido común- se
inscribe en la situación tan paradójica que sufre la Educación Especial dentro
del sistema educativo.
No
vamos ahora tampoco a comenzar una exposición sobre la necesidad social cierta
de ir evolucionando desde el concepto de la educación especial hacia un sistema
construido en torno a la Inclusión, organizado y dotado
económicamente (lo suficiente para que no se convierta en inviable desde el principio y poco satisfactorio en sus resultados, como viene sucediendo en aquellos casos en que se ha puesto en práctica). La verdad es que es este
un tema que parece inquietar muy poco al conjunto de la sociedad, reduciéndose
la reflexión y propuestas a los ámbitos propiamente docentes y profesionales
implicados. Me parece no sólo triste. Parece, esta falta de inquietud general,
un síntoma más de la escasa preocupación que la sociedad española muestra en
general por algo tan vertebral como el sistema educativo (descontado el tema de
horarios y si aparecen o desaparecen algunas determinadas asignaturas en el
curriculum). Posiblemente con otro tipo de exigencias por parte de la sociedad
en su conjunto, la clase política tendría mucho más complicado acometer e
imponer estéril reforma tras estéril reforma, según cae la mayoría ideológica
gobernante. Pero me alejo de la paradoja a la que en concreto me quería
referir.
El
sistema educativo prefiere por el momento mantener una educación especial para
atender a los alumnos con diversidad funcional, y sólo a ellos (no se entiende
dentro de este sistema a los niños superdotados, aunque también requieren
condiciones particulares de educación). Bien, entendemos que si se prefiere esta
educación especial es porque se considera que el alumnado acogido en ella
requiere en efecto de formas especiales de atención, específicas en sus contenidos, continuadas
en el tiempo, que no corten las rutinas de unos
alumnos para quienes las pautas mantenidas son fundamentales, con ratios
mucho más pequeñas, etc., etc.
Y
sin embargo, los centros educativos especiales tienen exactamente los mismos
periodos lectivos que los centros educativos “sin más”, y cierran sus puertas cuando no hay clase,
igual que los demás. En cuanto a los
horarios, y en lo que a Aragón se refiere, la diferencia consiste en retrasar
la hora de inicio de la jornada o adelantar la conclusión de la misma, pues, como los niños comen todos en el
colegio, también todos los profesionales, incluidos docentes, se quedan en el centro al
mediodía. La jornada comienza a las 10 de la mañana en dos de los colegios de Zaragoza y en los otros dos termina a las 16. Todo el derecho para los
profesionales a tener su jornada regulada como los demás. Pero, un plus de
complicación en la conciliación familiar, una penalización para las familias
con diversidad funcional, de nuevo.
Las
AMPAS han explicado muchas veces que la atención no lectiva, de ocio escolar
activo, en los centros escolares para sus hijos, es en su caso no una manera de tener a los
chicos “colocados”. Es necesaria absolutamente desde el punto de vista de su
estimulación general y de su sociabilización, puesto que la sociedad tampoco
les pone nada fácil esa sociabilización en otros ámbitos como piscinas,
teatros, cines, parques, bibliotecas … Interrumpir esta sociabilización, la
estimulación general, la atención fisioterapéutica o psicológica … acarrea como
consecuencias o que las familias asuman su coste extra en época no lectiva, o
que los niños acusen un retroceso durante ese periodo.
Básicamente
es injusto.
Básicamente
convierte la educación especial en una paradoja y en un cúmulo de
contradicciones, pues aparta a los chicos con diversidad funcional para
atenderles mejor, pero resulta que no lo hace o si lo hace repercute el coste
en las propias familias (¡¡)
Y
que conste que lo realmente indicado (para todos: niños no diversos y niños
diversos de cualquier índole) sería no segregar los campamentos de ocio de
verano: jugar se puede jugar juntos, ver pelis se puede verlas juntos, estar en
la piscina se puede estar juntos, leer libros se puede hacer juntos, y también aprender, claro, por supuesto … Vivir,
señores, vivir, deberíamos vivir juntos desde el principio.
Básicamente
para aprender a vivir juntos, caramba. Simple, ¿no?.
Y que conste también finalmente que en general las familias de los chicos con diversidad funcional sólo tenemos gratitud y admiración hacia los profesionales que trabajan con ellos en los centros de educación especial. Ellos igualmente realizan un esfuerzo extra, puesto que su labor se centra en conseguir el mayor grado de crecimiento personal de cada chico/a, al tiempo que se amplian y profundizan sus posibilidades de integración. También a estos grandísimos profesionales el sistema les obliga a recorrer mucha más distancia que a otros para cumplir sus objetivos.
Y que conste también finalmente que en general las familias de los chicos con diversidad funcional sólo tenemos gratitud y admiración hacia los profesionales que trabajan con ellos en los centros de educación especial. Ellos igualmente realizan un esfuerzo extra, puesto que su labor se centra en conseguir el mayor grado de crecimiento personal de cada chico/a, al tiempo que se amplian y profundizan sus posibilidades de integración. También a estos grandísimos profesionales el sistema les obliga a recorrer mucha más distancia que a otros para cumplir sus objetivos.
ALGUNAS IMÁGENES DE DANIEL EN LOS CAMPAMENTOS ABIERTO POR VACACIONES Y ZARAGALLA |
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