viernes, 24 de abril de 2015

Cada vez más Daniel



Desde hace años Daniel, animado a ello por su padre, es del Barça. En los últimos tiempos ha pasado por una etapa más baloncestística que futbolera. Es del CAI a tope. El CAI le vuelve loco. Pero últimamente torna a hablar un poco de fútbol. Quiero decir que ha perfeccionado mucho su dicción de la palabra "fútbol" (es muy complicada la fonética de fúTBol),  pide a veces verlo en la TV y vuelve a emocionarse mucho con el himno del Barça. Todas esas cosas...

El otro día me contaba su madre el siguiente episodio. Dice ella que le dijo la cuidadora que acompaña a los chavales en el autobús de vuelta del colegio que le iba picando a Daniel preguntándole por el Madrid, y que como parecía que a él  le hacía cierta gracia la canción del ¡Hala, Madrid!, le acabo preguntando qué a ver que pasaba, si es que en realidad era del Madrid. Dice Inmal que la cuidadora le dijo que Daniel le había contestado que sí. Pero también dice Inma, la madre de Daniel,  que en cuanto la puerta del autobús se cerró y ellos dos enfilaron hacia el portal de casa, Daniel empezó a repetir eso que dicen los que le tienen un poco de quina al Madrid: ¡Madrid, m ...!

Por favor, no os lo toméis de forma personal los seguidores del Madrid. Las cosas del fútbol no son realmente cosas que sustenten la vida,  excepto para los que ganan mucha pasta con él. Por mucho que os guste el fútbol y sintáis que os vaya la vida en ello, es así. El fútbol es una fábula (de oro).  Además, no me importa aquí realmente recalcar las inclinaciones futboleras de Daniel. Quiero más bien llamar la atención sobre nuestro redescubrimiento o constatación (según los casos y circunstancias) de rasgos de carácter y de conducta de Daniel, como este de hacer como si estuviera de acuerdo con algo, cuando no sabe muy bien de qué va la cosa ni lo que puede derivarse en consecuencias para él ... y también el de su subsiguiente reafirmación personal en cuanto se ve de nuevo en territorio seguro. Su transición de una a otra actitud suele darse con total naturalidad. Su mentirijilla a Lourdes (la cuidadora del autobús) no es sino una forma, digamos, de "no liarla". Evidentemente, Daniel va elaborando sus reglas sociales y haciendo ya uso cada vez más autonómamente de ellas. 

El sentido del humor a pleno rendimiento es otro de los rasgos que vamos corroborando. Su recurso a la guasa, a la retranca, era algo que veníamos viéndole asomar desde hace tiempo. Pero ahora que la comunicación oral se lo permite un poco más, echa mano de la broma con bastante asiduidad. Hace un par de días Inma se percató de que estaba haciendo todo un chiste. Ella llevaba un arañazo muy grande en el brazo. Fernando, el ayudante de Daniel por las mañanas, le preguntó qué le había pasado. Al contestarle que se había peleado con una pantera invisible que pululaba por casa,  Daniel soltó ipso facto: la pantera rosa ( o sea: si claro, te has peleado con la pantera rosa, anda ya, menuda pelea tonta ...).

Hacía un montón de tiempo que no veíamos episodios de la Pantera Rosa (le encanta). Así que a la constatación de la tendencia de Daniel a hacer chistes, hay que añadir la confirmación de su gran memoria (lo cual ya veníamos observando hace tiempo, la verdad).

Por otro lado, el gusto por la bromas le sirve a Daniel también para dejar fluir su tendencia natural a "ir a la contra", haciendo así una utilización inteligentemente elaborada del humor. Por ejemplo, como muchas veces le hacemos preguntas para afinar bien el sentido de lo que nos dice (hay ocasiones en que nos cuesta un poco entender o bien las palabras exactas que pronuncia, o bien su intención) puede pasarse un buen rato llevándote de una cosa a otra contraria o casi y vuelta a empezar:

-Daniel, ¿quieres decir que...?

- Sí

- ¿Seguro que es eso?

- No

Y así ....


Pero no todo es broma y humor en el carácter de Daniel. Otro día os hablaremos del Daniel pensativo, introspectivo a tope y bastante desconfiado.


Día del Libro, 23-04-15

Día del Libro, 23.04.15







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