viernes, 3 de mayo de 2013

Armas, sí claro

Alguien nada sospechoso de lanzar opiniones incendiarias como es Fernando González Urbaneja decía ayer en el programa de televisión "Al rojo vivo" que este gobierno (el actual de España) perderá las elecciones porque ha optado por abandonar a sus ciudadanos.

Ciertamente, las palabras de González Urbaneja trasladan adecuadamente la corriente emotiva que recorre las conversaciones de la gente, la actitud entre los grupos de trabajo, la inanidad de muchas empresas, etc. Los ciudadanos de este país tenemos la sensación inevitable de que nos han abandonado a nuestra suerte. Más, tenemos la impresión de que en aras de no se sabe muy bien qué perspectivas (digo "no se sabe" por ser suave, porque creo que lo que sucede es más escandaloso que un no saber) van a dejar que poco a poco los distintos sectores sociales - integrados por ciudadanos de carne y hueso, con vidas propias, claro, vidas que transcurren día  a día- se empobrezcan, se paralicen, dejen de ser. Esa es la sensación, y contra ella es complicado pelear.

Reconozco que el anuncio del brutal desfalco medio anunciado (quizás lanzando así, como de soslayo, como a ver qué pasa...) contra el presupuesto de la Ley de Dependencia, que en  resumidas cuentas  -nunca mejor dicho- deja a la Ley sin presupuesto, ha acabado con la ya muy debilitada esperanza que me quedaba de que, de alguna manera, pudiéramos recuperar el sentido común. 

Hay algo en toda esta crisis que carece de lógica, incluso para el poder omnímodo, ejercido por una aristocracia divinizada, al que siempre tiende el capitalismo (quizás cualquier sistema de convivencia humano). Hay en esta crisis algo de suicidio patológico colectivo. No encuentro energía por ninguna parte. Energía para contrarrestar la brutalidad de algunas de las cosas que están sucediendo. Al menos, para ejercer la protesta contra esa brutalidad. En serio, no me parecen ni proporcionadas las quejas que escucho respecto al nivel de la agresión soportada. Hay sobre todo miedo. Lo que huelo todo el tiempo es, sobre todo, miedo. 

Escribo este post en este blog dedicado a Daniel, porque él es para mi el ejemplo claro con el que convivo diariamente de una de las  partes más débiles de nuestra sociedad. Sobre esa debilidad  este sinsentido, bajo el que nos vamos hundiendo, se está cebando. En los países europeos, en los que nos fijábamos hace no mucho como horizonte de llegada, en lo referente a servicios sociales y dignidad ciudadana, (por otro lado, esos países  que ahora nos niegan el pan y la sal porque nos hemos gastado en juergas y ladrillos la pasta que sus bancos nos prestaron sin ton ni son) hace años que los sistemas de atención a la diversidad funcional han extendido una red de servicios, instituciones, cooperación recíproca, etc. Tal red era algo prácticamente inexistente en España hasta hace nada. Ya he insistido otras veces en que si algo vino a significar la Ley de la Dependencia (a pesar de su trastabillado nacimiento, con escaso presupuesto y muchas disfunciones incluidas) fue  la visibilidad que llegó a  los colectivos afectados. Simplemente eso. No había de momento mucho más: pero la existencia de unas ayudas económicas para los servicios precisos en la vida diaria y el reconocimiento de la labor del cuidador familiar como un elemento de cohesión y equilibrio, a través de su inclusión en la Seguridad Social, abrían la puerta a la esperanza, abrían un ruta de trabajo para el futuro, que hoy sentimos truncada, brutalmente truncada porque esa esperanza no ha durado casi nada.

Se le ha dicho a Europa que habrá un ahorro en Dependencia equivalente a lo presupuestado  para 2013 (Europa debe de pensar que las personas en situación de dependencia de un país despilfarrador como España no tienen derecho a nada). Si ahorramos lo equivalente a lo presupuestado, la resta resultante -fácil- da  un valor cero. Las entidades sociales hacen cuentas respecto al porcentaje de copago necesario para verificar el ahorro anunciado, y aseguran que ese copago por parte de los afectados no será del 5% como dice el Gobierno, sino del 50%. No entro en cifras. Podéis encontrar la información -más o menos desarrollada, con una u otroa interpretación, según los medios, claro- en la prensa. Da que pensar mucho sobre el calibre del hachazo que incluso, por ejemplo, el ABC reproduzca la visión muy negativa de las entidades sociales. 

No hay paños calientes. Ya no hay paños calientes. Lo fácil es cargar sobre el débil y es lo que se hace. El recorte en Dependencia duele más cuando uno ve cómo el Ministerio que menos ha rebajado su presupuesto en los últimos años es el de Defensa:

http://www.centredelas.org/index.php?option=com_content&view=article&id=965%3Alas-trampas-del-presupuesto-militar-del-ano-2013&catid=42%3Aeconomia-de-defensa&Itemid=63&lang=es

http://es.scribd.com/doc/110517782/Presupuestos-Defensa-2013

Es un sinsentido, excepto para las empresas e intermediarios del negocio de las armas, a las que el país debe  una buena pasta y la deberá durante un buen puñado de años. Pero esa es la pirámide de valores y prioridades de nuestros gobiernos civilizados: bancos y armas, lo que viene a ser mismamente El Poder  en sí mismo o sus dos fundamentales maneras de ejercerlo y mantenerlo per secula (nada nuevo, pues, ni nada sorprendidos estamos; lo que estamos es perdiendo la mínima compensación que a cambio recibíamos, y nos la están arrebatando con meridiana facilidad).

Algunas comunidades autónomas ya han anunciado que van a realizar inversiones propias para intentar no disminuir los niveles de asistencia. La consecuencia más leve que ello tendrá será, lógicamente, el acrecentamiento de la desigualdad entre diferentes Comunidades Autónomas en cuanto a la aplicación y desarrollo del Sistema de Dependencia, si es que éste logra sobrevivir de alguna manera. A lo mejor habrá que empezar a pensar en un futuro de "movimientos interiores" de las personas dependientes, un estilo de vida nómada, por el que uno vaya desplazándose entre las Comunidades en función de aquellas que tengan más coberturas en la Dependencia. Seguro que a nuestros gobernantes esto no les parece sino una forma diferente de vivir. 


5 comentarios:

Berta Lombán dijo...

¡Brutal!, Un despropósito, aquello que parecía que habíamos ganado todo derrumbado, y aún parece que nos esperan mas penurias.

Inde dijo...

Lo comentábamos ayer mismo: no es que estén desmantelando la educación o la sanidad pública. Están desmantelando el país.

Anónimo dijo...

¡qué razón tienes! Pilar D

Ángel Serrano dijo...

Glup... (tragando saliva...)

Unknown dijo...

Hola mi nombre es Mireia y vivo en la provincia de Girona.
Me gustaria que se pusiera en contacto conmigo para que me pudiera explicar su experiencia con la delfinoterapia con Daniel para realizar un trabajo final de bachillerato. Le dejo mi gmail ile agradeceria que me contestara lo antes posible, muchas gracias.
mireew@gmail.com