miércoles, 1 de septiembre de 2010

Oui, handicapé c´est moi


Handicap, handicapé: términos franceses para describir las circunstancias sociales referidas a las personas que viven temporal o definitivamente condicionadas por algún tipo de diversidad funcional:


« Constitue un handicap, au sens de la présente loi, toute limitation d'activité ou restriction de participation à la vie en société subie dans son environnement par une personne en raison d'une altération substantielle, durable ou définitive d'une ou plusieurs fonctions physiques, sensorielles, mentales, cognitives ou psychiques, d'un polyhandicap ou d'un trouble de santé invalidant. »


Traducción: "Constituye un handicap, en el sentido de la presente ley, toda limitación de actividad o restricción de participación en la vida social que sufre una persona en su entorno por razón de una alteración substancial, temporal o definitiva de una o varias funciones físicas, sensoriales, mentales, cognitivas o psíquicas, de una poli-afectación o de un quebranto invalidante de la salud"



Este término de la legislación francesa siempre (a pesar de la dureza de su fonética) me ha parecido bastante centrado en cuanto a la expresión de lo que suponen las circunstancias sociales de una persona que tiene una diversidad funcional, congénita o sobrevenida, temporal o definitiva. Y aunque el concepto "diversidad funcional" denota todavía menos agresividad y sin duda recoge un planteamiento más positivo en cuanto a reconocimiento de la individualidad e independencia de cada una de las personas "handicapés", esta calificación no es en absoluto tan peyorativa ni marginadora como el término castellano por el que suele traducirse incorrectamente (disminuído). Yo la uso muchas veces en tono coloquial y a veces incluso con cierto humor (el humor siempre es bueno)




Viene todo ésto a cuento de una anécdota que quería contar, una anécdota con moraleja, claro. Mi vecino de rellano se ha convertido temporalmente en un handicapé. El también tiene buen humor, y el otro día hablábamos así, en tono de buen rollo sobre la circunstancias que durante unos meses le están obligando a ir con muletas o en silla de ruedas: la fractura de una pierna a consecuencia de un caída fortuita. Hablábamos además de las dificultades existentes para moverse en los distintos entornos sociales en condiciones de handicapé y


(ésta es la moraleja, que no quiero que pase desapercibida:)


de lo poquísimo presente que normalmente tenemos el hecho de que en cualquier momento todos podemos ser y seguramente seremos handicapés.


7 comentarios:

entrenomadas dijo...

Hace unos días estuve buceando con un grupo de gente encantadora. Todos eran franceses y muy experimentados. Todos menos yo. Cuando salimos a la superficie supe que tenían un "handicapé". Dentro del agua, el handicape lo tenía yo.

Como viene a cuento te lo cuento.

Kisses,

Marat

Inde dijo...

Las mamases nos acordamos invariablemente de las personas que han de moverse en silla de ruedas al convertirnos en "empujadoras de carrito". Ahí nos damos cuenta, aunque sólo sea eso, de las dificultades que plantea el día a día, las calles, los ascensores, las escaleras y puertas...

Tendría que ser fácil ponerse, a partir de ahí, en la piel del otro, ¿no? Y dar un pasito más, y pensar en otras dificultades que no son solo las de movilidad...

Xavier Comellas dijo...

Recuerdo cuando Núria expresaba con humor al handicap temporal tras el accidente del 98 que la dejó paralizada diciendo: " Si crees que puedes, puedes. Si crees que no puedes, tienes razón"

ybris dijo...

Hay palabras que son más significativas o apropiadas que otras, así como hay palabras que el uso ha transformado en insulto. Todos ellas tienen su contexto y su oportunidad.
Hay que convencerse de que lo importante es la realidad, los derechos que todos tenemos y la obligación de hacerlos extensivos a todos.
Quizás pequemos de ser demasiado susceptibles con las palabras hasta el punto de olvidarnos de las realidades.
Nunca nos falte el buen humor mientras no falte al respeto debido.
Siempre me hizo gracia el chiste de aquel paciente que se quejaba del médico porque -decía: "Me dijo que me iba a hacer un tacto rectal y luego fue y me metió el dedo en el culo".
Tuve muchas discusiones con un compañero de estudios, invidente, que se enfadaba muchísimo cuando se me escapaba la palabra ciego alguna vez. Siempre le decía que no era lo importante la palabra sino los hechos: su problema es que él no veía y la realidad era que yo le grababa las lecciones y le dibujaba en las manos las gráficas de las curvas que el profesor explicaba en la pizarra, aunque luego le contara que Stevie Wonder vivía en el 9ºB que a él le sonaba "no ve, no ve".
Habrá que tener cuidado en no mencionar la cuerda en casa del ahorcado pero nunca perder la conciencia de la realidad de nuestra limitaciones.
Claro que si molesta la palabra aragonesa "chepa" o la árabe "giba" o "joroba" llamemos corcovado o cifósico al jorobado de Notre Dame. Peor lo tenemos los aquejados de escoliosis que ni siquiera podemos quejarnos porque no se nota pero se sufre.
Como decía con buen humor mi ya desaparecido amigo Paquito (retinosis pigmentaria y espina bífida): "¿Preocupado yo? Bastante tengo con estar jodido".

Besos sonrientes y animosos.

Lamia dijo...

Los handicapés son la mayoría de las veces mucho menos handicapés que nosotros en circunstancias similares....

Luisamiñana dijo...

Marta querida, creo que das en el clavo: como absolutamente todo en esta vida, la "handicapcidad" es también relativa, desde el punto de vista del contexto social. Todos somos handicapés en algo, aunque normalmente no nos guste reconocerlo.

Bss (y cura el catarro).


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Tú también tienes razón, Inde, desde otro ángulo: ese de la falta de empatía con los demás dentro la cual vivimos normalmente. Pero fíjate, si no somos capaces de ponernos en el lugar del otro a veces ni para entender un gesto o unas frases o un silencio, cómo vamos a hacerlo respecto a circunstancias que a menudo nos son desconocidas. Quizás la educación para la ciudadanía debería incluir unas lecciones de éso, de pura empatía...

Besos

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Me interesa mucho esa perspectiva expresada por Nuria, Xavi. Quién tiene el handicap, temporal o definitivo, sabe mejor que nadie lo que supone, el esfuerzo que requiere y cómo adaptarse a la vida tal y como es para él. Siempre digo que hay muchas formas de vida y de vivir, y de éso habrá un post también pronto.

Besos para todos, familia. Se os quiere.

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Bien Ybris, estoy de acuerdo contigo: lo importante no es la terminología, sino la ética de vida. Lo que ocurre es que a veces la terminología es una arma; el lenguaje, bien lo sabes, no es inocente. Y por eso me parece importante que adecuemos ese lenguaje a nuestro concepto de la realidad que por lo menos queremos que sea. Decir que uno es ciego no me molesta; como decir que Daniel tiene parálisis cerebral. Pero si tanto al ciego como a Daniel los catalogas dentro del grupo social de disminuidos, la cosa cambia. Y de hecho se ve que las políticas sociales han ido evolucionando y con ellas los conceptos y el lenguaje utilizado. En el caso que cuenta la anécdota que relato, tomado de forma genérica y no respecto a mi vecino, que tiene dos dedos de frente, si tú le dices a alguien con una pierna rota (incapacitado, digamos, temporalmente para caminar) que se ha convertido en un disminuído físico, seguro que salta y te dice que ¡una leche!: pero en el puro concepto, como se ha empleado hasta ahora, es así: sería un disminuido físico temporal. Sin embargo, para él no se aplicaba ese concepto (socialmente hablando). Y eso es discriminación y como decían por arriba, "incapacidad" para ponerse en el lugar del otro, para querer entender la realidad del otro.

En cualquier caso, entiendo perfectamente lo que expones, ya te digo. Dentro de las personas con diversidad funcional, también hay a veces mucha susceptibilidad. Pero claro, es que la historia no ha sido amable...

bss y bss


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Lamia, no te quepa duda de ello, y de que hay muchas formas de ser handicapé, también. Ya sabes.

Besotes

laMima dijo...

Ahí está el problema; tener la soberbia de creernos infalibles. Vivir en un mundo perfecto que no es el real, no existe.
Este nuestro gira, y trae sorpresas..cambia y hace cambiar.
Desde mi silla de handicapé transitora también votaría por encontrar un término similar que permita a TODOS tener en cuenta que TODOS lo somos en cierta forma.
Y no (debería) pasar nada.