martes, 24 de agosto de 2010

Cojínes a mí...

Llevo bastantes días sin tiempo ni demasiada cabeza para este blog; tampoco para los otros que por ahora andan en actividad presente (el personal y el Pop-pins). Pero ya va siendo hora de ir retomando poco a poco cierta inercia de trabajo, sin quebrar no obstante la exigencia del ritmo lento del estío en este hemisferio boreal, sobre todo en este país donde el verano es una estación sagradamente consagrada al tiempo que transcurre despacio, a las obligaciones pospuestas, a una superficialidad de largos horizontes...


Hace unas cuantas semanas, Laura, la mamá de Diego, un compañerete del colegio de Daniel, nos envió por mail un interesante catálogo de mobiliario "blandito" y adaptado. Laura se acordaba de que Daniel debe tener mucho cuidado en mantener sus piernas separadas y no cruzadas para ayudar a que la luxación de cadera que siempre le amenaza no nos juegue malas pasadas. Durante el día el tema está relativamente bien controlado: el taco aductor de la silla, o las posturas que le procuramos cuando está fuera de ella, van siendo suficientes. Pero cuando está en la cama (en horas de siesta o por la noche) necesitamos alguna forma de mantener esa separación de sus piernas. Laura vio un cojín aductor triángular con cinchas de sujección, muy chulo, en este catálogo que os digo y nos lo hizo notar al enviárnoslo. Sin embargo, y pese a lo bien ideado que está, ya le contesté a la buena de Laura que no era el idóneo para Daniel, dada la deriva tozuda del carácter de mi sobrino. Me explico.


Cuando le operaron la caderas a Daniel, hace ya cinco años, fue ese mismo tipo de cojín separador el que le buscó Enrique (el ortopedista de cabecera, digamos), según indicaciones que habían hecho los propios traumátologos. Sin embargo, es un cojín que obliga a adoptar una posición de descanso en "decúbito supino" más o menos, que se llama... (ja, ja). Pues vaya... para Daniel esa posición era como una tortura ... menudos alaridos.... imposible dormir, imposible nada... Daniel sólo sabe quedarse dormido en "décubito lateral", e intenta convercerle de otra cosa... Sus padres pasaron unos días tremendos, angustiados, porque claro, si se le ponía el cojín era un sufrimiento total; si no se lo ponían, aparecía la horrorosa sensación de no estar haciendo lo adecuado para que él se recuperase bien de la operación y todas esas cosas. En fin. Al final, hubo que recurrir a dejarle dormir en la posición que le gusta (de ladito y con el brazo bien extendido) y colocarle cojines o almohadas entre las piernas para evitar que las cruzase.


Así seguimos, aunque ahora con un cojín separador que la misma Laura les cedió (un cojín ortopédico que se usa más bien para las personas mayores, pero que a Daniel le está sirviendo muy bien), además de dos pañales nocturnos (para que hagan más volumen que uno solo). Con ello, el cuidado postural diurno, y la toxina botulínica vamos librándonos de la amenaza de otra operación.


Pero el hecho de que a Daniel no le sirviera, no quiere decir que ese cojín no esté realmente bien ideado. También me han gustado mucho de este catálogo las cuñas posturales para crear como muebles a medida en donde los chicos pueden estar cómodos y cambiar de posturas a la hora de jugar, ver tele, o lo que sea.


Dejo el enlace a la web de la empresa que le proporcionó ese catálogo a Laura. Se llama Tamdem. A lo mejor ya la conocéis, pero si no aquí está:








Es fácil hallar en la red más empresas y productos como éstos; pero quizás una de las cosas que hagamos en el blog sea ir trayéndolas aquí y así vamos haciendo como un pequeño catálogo propio que se pueda consultar directamente a través de la etiquetas, por ejemplo: "ortopedia" y "material de psicomotricidad".

2 comentarios:

ybris dijo...

Resulta consolador que haya quien se esfuerza -aunque sea con el ánimo de vender- en facilitar la vida a los que necesitan una atención especial.
Supongo que será imprescindible en periodo de crecimiento y que Daniel acabará aprendiendo que hay ciertas cosas en las que tiene que ceder.
A su edad no hay niño que acepte de buen grado lo que le molesta.

Besos.

laMima dijo...

Chica, es que lo del sueño es complicado. Yo creo que todos, absolutamente todos, tenemos manías a la hora de dormir de las que nos cuesta desprendernos. Es difícil.
De todas formas no hay como pensar un poco y buscar atajillos como habéis hecho vosotros (y convencer al chaval de que colabore supongo).
La idea del catálogo me parece fantástica. No hay como poner en común "descubrimientos" o trucos, doy fé.
Besoooos.