No tenemos imágenes de la visita al Túnel de la Müsica, pero esta sesión en el CPEE Ángel Riviere, ilustra bien la pasión de Daniel por la música |
¡El
túnel, el túnel, el túnel! Era el grito alborozado de Daniel, hace unos días,
desde su habitación, recién llegado del colegio, en cuanto oyó que tía Luisa
entraba por la puerta de su casa. No podíamos pararlo, refrenar un poco el
entusiasmo, esa pasión por la vida tan maravillosa, pero a la que nosotros debemos
procurar ponerle algunas bridas, por el
propio bienestar físico de Daniel. La afectación en su cerebro, -genial cerebro, por otro
lado-, parece conllevar una emotividad extrema y una cierta aceleración de sus
latidos cardíacos, que en alguna ocasión ya nos ha dado algún susto. El corazón
procuramos cuidarlo con dosis de calma, rutina y también ternura (la ternura le
calma, como a todos). También con la medicación adecuada y oportuna (qué gran
mundo el de la química). Su emotividad intentamos, en lo posible, domesticarla
un poco, sin interferir en su personalidad (y su personalidad viene configurada
por la genética, pero también, como para todos ocurre, por sus circunstancias:
en su caso, es evidente que la mayor circunstancia, la más determinante es su
condición de persona diversamente funcional, su forma de estar en la vida desde
su parálisis cerebral). Por eso, me apliqué a traducir a un relato extendido, con
mis palabras, lo que Daniel quería con tanta ansia comunicar acerca de El Túnel
de la Música, porque esa ansiedad combinada con la espasticidad que la misma le
produce le impedía articular algo más que eso: ¡El Túnel, el Túnel…! Te lo has
pasado genial, sí, ya veo, ¿habéis visto a los grupos tocar, habéis cantado,
bailado, habéis tocado los instrumentos ..? Y Daniel iba contestando (o no) a
las preguntas. Luego, para transitar hacia un poco de tranquilidad, un largo
abrazo, un poco de Brahms … y a merendar. He de reconocer que a veces sufro un
rato cuando a esa vida interior tan plena le cuesta comunicarse. Pero creo
conocerle bastante bien, como para interpretar su mensaje, al menos en buena
parte…
El
Túnel de la Música es una instalación municipal que alberga locales de ensayo
para los grupos de la ciudad. Un escenario ideal para las inclinaciones de
Daniel, aunque luego toque ese ejercicio de “¡ooommmm!, como bromeamos con él,
y que ya tememos tendrá que ser un propósito diario en las tardes durante las vacaciones de Semana Santa, al volver a casa, porque las colonias escolares tienen como tema “los artistas”… Ayer, Carlos, su cuidador
se lo contó ya, y Daniel dio un enorme bote en su silla, a los gritos de “Tu,
tu, tu ,tu ….!” (es como él canta), y ¡malabares, malabares!
1 comentario:
Derrochas ternura y buen hacer
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