Bosanova, Cóndor Pasa (versión orquesta y versión
Simon&Garfunkel), La chica de Ipanema, La Bamba, Azurro, La bambola, Angie,
Libre, Un beso y una flor, Cuéntame, Un ramito de violetas, El huésped del
Sevillano (fiel espada triunfadora), La verbena de la Paloma (dónde vas con
mantón de manila) … Empezábamos la tarde cancionera con algunas piezas
adscribibles a América del Sur, porque ese ha sido el continente que habían
visitado virtualmente Daniel y sus compañeros de campamento por la mañana. Eso dijo
Daniel:
- ¿Hoy, qué parte del mundo habéis visto, Daniel?
- América
- ¿Sur o norte?
- Sur
- ¿América del Sur?
- Sur
Cuando recalamos en los fragmentos zarzueleros, su madre nos tildó
de freakies. Y luego, cuando llegó su padre a casa, en mitad de la habanera de
La Verbena de la Paloma, nos llamó “especímenes”. Ambos apelativos vinieron
precedidos de gestos cariñosos y envueltos en tono de pulcra ironía… Daniel a
lo suyo. La música es parte de él. Está en él. Yo creo que podría vivir sin
dejar de escucharla casi ni un minuto.
La tarde termnó tarareándole a Mozart, a ver si se bajaba un poco del
punto histérico que él mismo se dispara a veces en busca de diversión, como
provocación también. Algo consiguió el fragmento de la sinfonía n. 39, que
desde pequeño ha escuchado. Si algo es Daniel, es ecléctico, mucho, en cuanto a
gustos musicales. A todo cuanto llevamos enumerado, cabría añadir Jazz (sobre
todo en interpretaciones de trompeta), rock, las llamadas por nosotros “barrocadas varias”
(Vivaldi, Corelli, Bach …), y también, entre otras freakeadas, pasodobles,
copla, y charanga (y algunos géneros musicales más que podríamos ir añadiendo,
aunque los especificados creo que serán
suficientes para ilustrar la versatilidad del gusto de Daniel).
Además le gusta mucho cantar. Como pronunciar bien los
fonemas le cuesta y no podría seguir el ritmo de la música, el canta siempre
tarareando con la “u”. Pero os aseguro que afina mucho en entonación,
intensidad e intención. Disfruta de lo lindo. El placer de cantar.
Ayer por la tarde, al principio estaba un poco serio y
circunspecto. Habíamos estado comentándole que debía comer bien en el
campamento. Parece que anda un poco desconfiado, porque a su monitora no la
conocía previamente. Daniel cuida mucho a quien fía cosas para él tan
fundamentales como la comida, el aseo, la conversación … Estuvimos diciéndole
que se puede fiar, que intente ayudar a la monitora a que le de la comida como
a él le parezca mejor… No le gusta mucho que se diluciden abiertamente sus
cosas. Después de la charla no parecía con muchas ganas de sumergirse en el
conocimiento de los vuelos espaciales, aunque lo había pedido (el día anterior
habíamos estado jugando a viajar a Marte: la silla de ruedas era la cápsula
espacial). Así que nos hemos ido a tumbarnos al
sofá y ha empezado la música…. El poder de la música: dónde vas con mantón de manilaaaa, tu tu ru ru tu ru ru ...
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