¡Ya es verano en el hemisferio norte! Hoy es Noche de San Juan, la más larga del año. Por esta zona ya ha acabado el curso escolar y han comenzado los campamentos urbanos. Daniel va desde el miércoles pasado al Abierto por vacaciones que se ha montado en CPEE Jean Piaget, donde encuentra a algunos viejos conocidos (profesores y alumnos que también estuvieron en su colegio, el Ángel Riviere), y donde por tercer verano consecutivo se encontrará también con compañeros de verano. Por fortuna se ha mantenido el programa escolar estival (la crisis nos había sembrado de dudas).
La verdad es que los responsables y colaboradores en la organización y desarrollo del campamento se lo han trabajado mucho de antemano y me parece que van a ser semanas llenas de buenas experiencias para los chicos.
De entrada, la organización de la intendencia, en general, da mucha confianza (no es lo de menos: hay que preparar muchas cosas: transporte, aseos, comidas, atención de enfermería...). Y luego hay que pensar y desplegar un programa de actividades atractivo, con posibilidades para chicos con diferentes habilidades e inclinaciones personales, que dure todo el verano pero participantes que semanalmente entran y salen del campamento. En fin, complicado. Pero todo parece que está muy bien pensado y medido.
El campamento tiene un tema guía: La vuelta al mundo. Durante las siete semanas que durará los chicos visitarán los diferentes continentes. Cada uno ya tiene diario de viaje y su pasaporte, que habrán de ser cumplimentados según vayan sucediéndose las diferentes fases de esta formidable vuelta al mundo.
Como el espacio del colegio está distribuido por rincones de actividad (música, deporte, plástica, gastronomía, teatro y cuentos...), cada una de ellas va a estar relacionada con el continente que estén los chicos y monitores visitando esa semana. Estos primeros tres días los han dedicado a ponerle nombre al campamento y a ir haciendo el rodaje de todas las cosas y actividades, para que ya en la primera semana completa -la próxima- el viaje comience en serio. Para todo ello, monitores y chicos cuentan además con un guía estupendo y digno de toda confianza: el pájaro Piaget.
El campamento va a disponer además de su propia moneda, el piageto, que los chicos irá ganando con sus actividades. Al final de la jornada podrán cambiarlo por algunas cosas que les apetezcan.
Y otra cosa más, chula: después de la comida, cada uno escogerá cómo quiere pasar el rato de descanso, que tanto apetece, y más en el veranito: podrán elegir entre estar acostados un rato, salir al patio, o ver una peli (también relacionada con el continente en que se encuentren esa semana).
Daniel está realmente contento. El autobús (que es de la compañía municipal) todavía le da un poco de desconfianza y le pone nervioso (Daniel lleva mal las novedades bruscas). Pero hay que esperar que en unos días controle la situación totalmente, pues su nerviosismo es sobre todo en los primeros momentos; luego ya se adapta y viaja estupendamente. Además, según Inma, la seguridad de los anclajes para las sillas en estos autobuses es fantástica, a prueba de terremotos... (era un tema, el del transporte, que nos preocupaba un poco, porque el año pasado hubo un cierto desajuste en los horarios y además un percance -relacionado precisamente con el tema de un mal anclaje- que le dejo a Daniel la cara perjudicada bastantes días).
En fin, que ya está aquí el verano. Creo que todos tenemos muchas ganas de desconectar un poco (la vida diaria está petarda en estos tiempos y hay que intentar desalojar algunos ratos de la cabeza todas las petardeces). De todas formas, de momento, por aquí, los únicos que viajan son los chicos del campamento (a ver si me entero del nombre qué le han puesto... por cierto: tienen blog y en él colaboran los chicos directamente. Esta foto de Daniel, en el rincón de cocina, el primer día -creo que aún estaba un poco despistado...-, la hemos pillado del blog, y si pincháis por aquí llegáis hasta él : http://abiertoporvacaciones2012.blogspot.com ).
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