domingo, 8 de enero de 2012

Magia real








Fuimos a la Cabalgata de Reyes. La cara de Daniel lo dice todo. Esta foto  la hizo Inma al terminar el desfile, y el chaval seguía como abducido. Estuvo así un buen rato. Al cabo de casi veinte minutos después de haber concluido el paso de los Magos y sus adlateres, cuando casi llegábamos a una cafetería del centro de la ciudad para merendar, Daniel regresó del viaje: ¡Hola!, nos soltó, con una sonrisa de oreja a oreja. Hola, Daniel, le respondió su padre, ¿ya has vuelto?: síiii; ¿te has quedado estupefacto, o qué, Daniel?: Síiiiiiir 

El año pasado no fuimos a la Cabalgata porque llovía y, si a los habituales problemas para situarnos en un lugar  desde el que Daniel en su silla de ruedas pueda ver bien el desfile mágico añadimos una tarde lluvia, la situación se nos puede volver muy desagradable. Así que para qué amargar el  dulce..., mejor televisión.

Pero este año el tiempo era bueno, la temperatura inusual (nada de frío), y Daniel ha estado todas las Navidades un poco obsesionado con los Reyes y los juguetes: esas han sido sus palabras favoritas durante las vacaciones.  Era pues obligada la asistencia al paso del cortejo mágico-real.

(Hago un lapsus reflexivo: desde mi punto de vista -y a lo mejor os parece una barbaridad lo que digo-, el retraso madurativo que tiene Daniel - que hace que su edad mental esté algo por detrás de su edad física, aunque ha evolucionado muchísimo y aunque yo creo - a decir por sus comportamientos y expresiones- que esto de las edades  no es algo que se pueda establecer de una manera rígidamente lineal ni con igual parametrización para todos los ámbitos de su conducta y sus capacidades cognitivas-/ bueno, como decía, que ese retraso madurativo le permite prolongar en el tiempo la ilusión mítica por muchas cosas, como esta de los Reyes Magos, los trucos mágicos, etc; a mí me gusta mucho trabajar con él todas las posibilidades que ésto nos brinda - lectura, invención de historias, juegos...- porque tengo la impresión de que se siente muy bien en ese terreno, un mundo sin barreras...)

A lo que íbamos. Después de la sesión de ozonoterapia en la casa O-Vital de Enric y Eduard, nos fuimos los cuatro magníficos (o sea, Daniel, su padre, su madre y la tía) a buscar en las aceras un sitio desde donde poder asistir a la Cabalgata con buena visibilidad para Daniel. Esta vez hubo suerte: hallamos una curva, al principio del recorrido, donde pudimos quedarnos todo el tiempo en primera fila - a pesar de los movimientos hacia atrás y hacia delante de la gente-; este año, además de contar con la ayuda de superpapá, la gente de alrededor estuvo realmente preocupada porque Daniel tuviera una visión despejada, e hicimos un corro de chiquillos sentados a su alrededor, protegidos todos por una barrera de adultos. Cuento ésto, porque ya se entenderá que las aglomeraciones no son el mejor lugar para movernos con la silla. Hace dos años lo pasamos realmente mal (Daniel, no, que se lo paso pipa-pipa), porque Inma y yo tuvimos que sostener al chaval en pie sobre su silla de ruedas toda la cabalgata, si quisimos que viera algo (y nadie de alrededor se inmutó un ápice; al contrario, sufrimos algún que otro empujón y estrujamiento). *** 

Quizás por verlo todo tan de cerca, Daniel - ya lo dijo él- estaba estupefacto. Así como hace dos años no paraba de gritar y de llamar a Gaspar, este más bien se quedó mudo; sólo consiguió pronunciar un débil Gaspar, al paso de la carroza de su rey preferido, que dejó sobre él un buen puñado de caramelos.

El nerviosismo siguió durante las primeras horas de la noche, y a la mañana siguiente. Como siempre hubo que dosificar la apertura de regalos, para que no le pudieran los nervios. Lista de regalos:


Un lápiz óptico para leer cuentos
Un micrófono (hay que estimular soplo y voz, y como a Daniel le gusta muchísimo cantar...)
Cuentos: de castillos, de miedo ... (los cuentos me dijo Inma, especialmente uno de castillos, fue de lo que más ilusión le hizo, y es que le gustan mucho las historias, ya digo)
DVds de Pipi Calzaslargas


Os dejamos con unas fotillos de la Cabalgata y del descubrimiento de regalos (a hora temprana, sí) , mientras Daniel y su madre llenan esta tarde un montón de hojas del cuaderno de comunicación para contarle a la profa Virginia todo lo ocurrido estas vacaciones...




Cartero real a caballo
Melchor

Gaspar
Cortejo egipcio de Baltasar
Baltasar
Mago con libro de conjuros y marmita mágica






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*** Creo que ya lo comentamos en el post dedicado a aquella ocasión de hace un par de años, pero lo recuerdo nuevamente, pues me parece que sigue siendo igual:


Solo hay un espacio reservado para chiquillos con diversidad funcional, al final del recorrido de la Cabalgata, en la misma Plaza del Pilar. Parece ideal, pero no lo es para todos los casos, ni en todas las circunstancias (por ejemplo, te obliga a ir allí relativamente temprano, y esperar mucho rato hasta que llega el cortejo: en nuestro caso, no es viable, porque Daniel suele ponerse muy nervioso con la espera y es a veces difícil controlar eso). 


Creo que el recorrido es lo suficientemente largo como para que hubiera varios lugares indicados: no hace falta una reserva exclusiva, simplemente buscar a lo largo de la ruta algunos sitios idóneos para que chicos con diversidad funcional puedan encontrar un acomodo relativamente adecuado (el espacio de la plaza del Pilar está pensado para chicos con diversidad motora; pero obvia los problemas que pueden surgir cuando vas con chavales que tienen alguna diversidad intelectual, por ejemplo, y necesitas a lo mejor moverte un poco con ellos, etc.


2 comentarios:

Ángel Sobreviela dijo...

"Abducido"... qué buena expresión, y qué buena historia. La primera foto es genial.

laMima dijo...

Nuestra cabalgata fue chiquitica pero amorosa .. y también de abducir. Allí en el piri bajan los reyes por la montaña rodeados de gente portando velicas y van directos a la iglesia a repartir los regalos.
Es como un pase de modelos, jajaja...y la ilusión a montones también.
Ay,,,yo me quedo con las dos últimas fotos....¡hablan solas!
(Lo de la accesibilidad a las cabalgatas es de nota. Un día te cuento lo que nos pasó con nuestro Daniel. Aquí el asunto es que la cabalgata parecía más para la tercera edad que para los niños. Cosas que pasan)