sábado, 10 de diciembre de 2011

Los colores de las flores



Mi amiga Inma (Lamima) se quejaba en su blog del tono empleado por muchos medios de comunicación en sus informaciones acerca del Día de las personas con discapacidad (3 de diciembre): http://lamima.blogia.com/2011/120301-personas-con-discapacidad.-respeto..php.

Lo cierto es que en varias de esas informaciones se daba más protagonismo a personas "cuidadoras" o "asistentes" que a las que realmente correspondía, es decir las personas con diversidad funcional, que son sobre las que se supone debe centrarse el foco informativo en los reportajes al uso en la fecha también al uso.

Lo de la fecha al final, mirad, da igual. Se acaba convirtiendo en una costumbre, en una redundancia, y poco más. Incluso, a tenor de lo escuchado, leído y/o visto en muchos medios de comunicación, se está convirtiendo en una ocasión contraproducente. Porque destacar comentarios -como el que cita Lamima  del empresario que emplea a discapacitados porque se siente muy recompensado ante los rostros de agradecimiento de éstos- es bastante contraproducente. De hecho a mi me recuerda a aquellas señoras de moño y collar de perlas ... se me entenderá, supongo.

En su post, Lamima reclama normalización y respeto. Yo aún remarcaría más, si ella me deja (que seguro que me deja y hasta me empuja a hacerlo): inclusión social se llama lo que se demanda al señalar el 3 de diciembre como Día de las personas con discapacidad. Y todos los días, por supuesto, se demanda. Inclusión social.

La inclusión social entiende la generosidad como empatía y colaboración para superar las dificultades añadidas que una persona diversamente funcional encuentra a la hora de de llevar a cabo una tarea en alguno de los ámbitos sociales (educación, trabajo, ocio, etc.). La inclusión social no es caridad. Menos todavía caridad autocomplaciente. La inclusión es igualdad de derechos, igualdad de oportunidades.


La inclusión implica (lo hemos dicho muchas veces) que las personas con diversidad funcional puedan interactuar con el conjunto social a través de sus propias peculiaridades. Si quienes no somos diversos funcionales podemos ayudarles a esa interactuacción, también podemos aprender con ellos que la realidad no es una sola y única. La inclusión no es sobreprotección. La inclusión es colaboración.

Quizás ya conozcáis este excelente video (más que un spot es realmente una pequeña historia) de la Fundación ONCE. Pero nunca está de más volver a él. Es una preciosidad y expone muy bien, mejor que yo puedo hacerlo, lo que quiero decir:




2 comentarios:

laMima dijo...

¿Inclusión, querida?, SENTIDO COMÚN diríamos las dos. No sé a que demonios estamos esperando para abrir, de verdad, los ojos.
Me gusta eso que dices; queremos que esa generosidad sea, en realidad, normalidad y empatía. Lo que íbamos a ganar todos.

Inde dijo...

Qué bueno, lo de los fotorreceptores... jjjj...

Es tan sencillo como contar con todos, pensar en todos. Porque todos somos discapacitados en algo, al fin y al cabo, así que no debería ser tan difícil tener en cuenta otros tipos de discapacidad. A veces es un problema de medios, sí; pero por lo general es un problema de coco.