miércoles, 13 de julio de 2011

Magia, eres tú

Como todos (o casi), conservo una impertérrita nostalgia por los veranos infantiles. Espacios sin tiempo mensurable, o al menos esa era la sensación. No es exactamente (o solamente) tiempo de no obligaciones. Era la magnífica y mágica sensación de disponer de espacio y tiempo a voluntad. 

A veces con Daniel, gracias a él, vuelvo a sentir algo muy parecido (aunque sea brevemente, en este caso por mi culpa, o por culpa de las mil obligaciones que una siempre debe considerar y atender). Lo cierto es que al final en la vida todo acaba siendo cuestión de prioridades: la cosa es decidir esas prioridades coherentemente con uno mismo (lo que no siempre sucede). En mi caso dedicar parte de mi tiempo a Daniel y a ayudar en la medida de lo posible a hacer más llevadero el día a día es una de mis prioridades. Es evidente. Siempre he dicho, por otro lado, que tal cuestión tiene para mí una recompensa inmediata: el cariño de Daniel, la empatía lenitiva que siempre percibo, de la que ya he hablado otras veces.

Estos días el chaval andaba un poco pachucho, algo afectado por el típico virus de verano. Hoy ya está mejor: ha vuelto al campamento urbano en el colegio Jean Piaget. Pero la tarde del lunes y un rato en la del martes hemos estado tirados, en plan vago estival y también de recuperación, viendo vídeos de trucos mágicos y Teledeporte (uno de los canales ahora preferidos). El hecho es que resulta muy gratificante irle explicando cosas de los deportes: creo que le gustan todos, y escucha quieto con mucha atención, mientras mira la pantalla. Ayer vimos la etapa del Tour de Francia y un cachillo del partido de tenis del torneo de Bastad que creo termino ganando Pere Riba. El lunes en cambio nada parecía interesarle demasiado: deporte, Cars 2; la pista me la dio un intento también fallido con Harry Potter. Nos pasamos hora y media viendo trucos de magia en Youtube. La magia, los magos le encandilan (claro). De vez en cuando, Daniel lanzaba sus conjuros y palabras mágicas como para corroborar la habilidad del mago. Y a mi vez esos momentos también me parecen absolutamente mágicos: son un bálsamo, un descanso, la excusa perfecta y justificada para olvidarme de un montón de tareas, que siempre existen; a veces para dejar a un lado días no muy alegres y confusos, como estos últimos. Momentos de magia curativa.

Esta tarde nos hemos reído por teléfono con Inma. Daniel, como decía, ha vuelto ya al campamento. Regresa todos los días a eso de las 16,15. Pero es imposible subir directamente a casa: ha pillado la costumbre de darse una vuelta antes por el supermercado que hay en frente de casa (además de la magia, el deporte, la música, etc, le pirran las tiendas: como dicen en el colegio, es un entusiasta de casi todo). Inma me ha llamado mientras daban esa vuelta: desde luego, me decía, los críos siempre te dejan en ridículo; fíjate: les he puesto a las monitoras una nota advirtiéndoles de que estos días no tiene mucha gana de comer y que le cuesta más tiempo, que no le forzaran y tuvieran un poco de paciencia; y me devuelven el cuaderno diciéndome que ha sido el día que mejor ha comido desde que ha empezado el campamento... Te lo iba a advertir esta mañana, le he dicho yo, cuando me has contado lo de la nota: efectivamente los críos siempre te dejan mal, ya sabes, y Daniel es especialista en ello y en hacer un tanto la puñeta.... (esto último ha sido reconocido por el propio Daniel de viva voz, que lo divertido es tomarle un poco el pelo a la gente... síiiiii)

Vuelvo a traer la foto de mi sobrino como Dani Potter





2 comentarios:

Escuela para todos Luz ONG dijo...

excelente... daniel!!!! me encanta tu blog. y lo difundiremos en el programa de radio.. saludos a la tia luisa.
viva la inclusión. y Se puede
ale

Luisamiñana dijo...

Se puede y se podrá, Ale. Besos.