martes, 13 de julio de 2010

Álvaro


En bastantes ocasiones he defendido la necesidad de "normalidad" para las circunstancias particulares y propias de la vida diaria dentro del ámbito de la discapacidad, de la diversidad funcional. Entiendo esta "normalidad" no como una forma de concebir y apreciar el entorno de la diversidad funcional sin valorar precisamente esas circunstancias particulares. Sino todo lo contrario. Creo absolutamente que cuantas más realidades seamos capaces de conocer y compartir en nuestro tiempo diario, mejor: mejor gente seremos, mejor vida tendremos, mejor madurez intelectual conseguiremos, mejores habilidades ante cualquier situación alcanzaremos, etc., etc.


Ayer estuve viendo con Daniel un rato las ceremonias/fiestas de celebración del Campeonato Mundial de Fútbol (ya sabéis que Daniel es futbolero). Junto a las autoridades y luego junto a los jugadores/héroes iba un chaval, Álvaro, que tiene síndrome de Down y es hijo del selecccionador nacional, Vicente del Bosque. Al aparecer en pantalla, todos los comentarios de los periodistas que estaban trabajando en la retransmisión televisiva del evento (eventazo) giraban entorno a los mismos conceptos: es un chico excepcional, es un chico encantador, Del Bosque siente por él adoración, etc. Eso sí, nadie dijo lo evidente: que Álvaro tiene una diversidad funcional. Se hablaba, pero como de puntillas, con un tacto extremado, como del que está de visita. Y yo volví a pensar dos cosas:


- Que siempre que alguien que no tiene demasiada proximidad a personas con diversidad funcional se acerca a ellas surgen los mismos comentarios. Se hace hincapié en cuestiones que en sí mismas no aportan nada para estos individuos. Parece que la discapacidad arrastra todavía la visión medieval que la lastraba con las rémoras del temor a lo desconocido y que la situaba en el lado oscuro: como si una persona con discapacidad no pueda ser inteligente, simpática, brillante, amable, no pueda ser habilidosa en alguna forma (como todos), torpe en otras (como todos), etc., etc., y hubiera que remarcar lo contrario (siempre además con un cierto grado de tono compasivo, y ese sí que no me gusta nada).



-Y que, sin embargo, últimamente ya no me parece tan fuera de lugar que se produzcan estas expresiones (no sé si de sorpresa o de reforzamiento ante una realidad socialmente emergente, en cuanto a su visibilidad: la vida en discapacidad). Es como lo de la discriminación positiva. Pues sí: porque sigue siendo necesario hacerse cuanto más visible, mejor. Porque sigue existiendo tanta falta de información sobre lo más simple, que habrá que insistir en ello cuanto sea necesario y por todos los medios que aparezcan ante nosotros. Aunque habrá que procurar destacar más bien las cualidades reales de la vida diferente en discapacidad, huyendo de tanto comentario fácil - no comprometido.


Así que, bueno, bien por aquellos que ayer decidieron mostrar televisivamente a Álvaro. Bien por Vicente del Bosque que habla de su hijo con un amor espléndido y con una naturalidad fantástica, apreciando toda la generosa diversidad que su hijo ha llevado a su vida. Bien por Álvaro que disfrutó ayer como un cosaco. Como todos.


foto: EFE
























Por nuestra parte, vimos un rato el desfile, los discursos y bailamos muy contentos. Daniel siguió con especial silencio y atención las palabras del rey y de Zapatero (no me preguntéis por qué). Coreamos fuerte el nombre de Iniesta, y el de Iker. Y algunos otros más. Vimos varias veces la repitición de gooooooooolllllllll: y en varias versiones (Daniel no lo llegó a ver el domingo: porque ýa hemos contando alguna vez que el sueño le puede por la noche). Nos dejamos llevar por la fiesta, que buena falta nos (bueno, me) hace. Y eso que él ya había tenido fiesta gorda por la mañana en el campamento: habían celebrado el triunfo del Mundial por todo lo alto y Daniel volvió a casa con la cara pintada con los colores de la bandera y esas cosas (soy nada proclive a ellas, pero la fiesta es la fiesta, ¡qué leñe!)




5 comentarios:

ybris dijo...

Vi a Álvaro y me gustó que apareciera.
Pero, como siempre pienso en esos casos, me pareció que quedaba más en el aire lo que que él es capaz de hacer como los demás y no lo que él es capaz de hacer comparándose consigo mismo, sus posibilidades y las dificultades que encuentra para vivir en un mundo diferente.
Ya se lo decía en su momento a mi compañero de estudios, el ciego Manolo, cuando se jactaba de hacer lo que todos: "No seas iluso, Manolo, eres ciego como yo soy escoliótico y con hernia de hiato. Lo tuyo y lo mío es ser los mejores en lo que somos capaces".
Me alegra ver como Daniel es muy bueno dentro de sus posibilidades y, sobre todo, que disfruta a fondo del mundo que le ha tocado vivir.
Y me alegra también saber qué familia, amigos y educadores formidables le rodean y apoyan.

Besos a la mejor de las tías.

Javier López Clemente dijo...

Como cinco horas después de que Alvaro levantara la copa, en el escenario frente al Manzanares, Xavi Hernández seguía, en la parte de atrás, abrazado el hijo del seleccionador.

Salu2 Córneos.

Javier López Clemente dijo...

Hola de nuevo
Lo acabo de leer en la sección de Cartas al Director de El País:

Gracias, Álvaro
ENRIC BLESA - Special Olympics España. Barcelona - 14/07/2010

¿Es necesario ponerle cara a un aficionado de entre los miles que celebraron en Madrid y en toda España el gran éxito de la selección española?

Para las personas con discapacidad intelectual, para sus familias y para los que tenemos la suerte de compartir nuestro día a día con ellos, es más que necesario.

En muchas ocasiones tenemos la sensación de que las personas con discapacidad intelectual poseen el don maldito de la invisibilidad, pero ayer gracias a Álvaro, el entusiasta hijo de Vicente del Bosque, estuvimos muy bien representados.

Álvaro fue un aficionado más, un deportista más, un ciudadano más; su discapacidad no fue ningún obstáculo, nunca debe serlo y Álvaro ayer nos lo recordó.

laMima dijo...

También yo me alegré de ver a Alvaro allí, si señora.
No sé si sobraban los comentarios pero lo que no sobra es su imagen: la presencia de la discapacidad en todos los ámbitos, la realidad diversa y cierta.
Sigue siendo necesario que los personajes de relevancia nos echen una mano para abrir los ojos de quienes se sienten tan ajenos, tan lejos de ella. De nosotros.

Luisamiñana dijo...

Vuestros comentarios refuerzan y completan sabia y oportunamente el sentido de este post. Gracias, amigos