Dani Potter

El otro día nevó un poco (en Zgza no suele nevar con frecuencia ni en cantidad, pero este invierno ya llevamos tres o cuatro amagos). También hubo ventisca: impresionante. El rato más fiero coincidió con el momento en que Daniel e Inma salían por la tarde del colegio. Inma estos días recoge a Daniel en el colegio antes de la hora de salida para ir a las sesiones de ozonoterapia. Hay que ponerse fuerte y el ozono ayuda a la generación de glóbulos rojos, y eso conviene para ayudar a la labor del hierro que está tomando el chaval (y que por cierto ha aumentado su hambre, ¡¡señorrrrr, señorrrrr!!!).

La cuestión es que nevaba. Y nevó un rato bastante. Resulta que, según le dijo a su madre Daniel, estaba nevando porque él había hecho un conjuro a tal efecto. Los conjuros de Daniel están adquiriendo una importancia y un poder evidentes, pues. Empezaron siendo un recitativo en "inglés danielino" y han ido cobrando importancia y cada vez más lugar entre los juegos diarios. Es muy importante entonar. Eso es fundamental. No es lo mismo decir: vangadiú acati copoda encosi, así de tirón, que decir vaaaaangadiuuuuuú aaaacatiiii copódá éncoooooosiiii..... Además hay que acompañar el conjunto recitado con los movimientos de brazos y cabeza adecuados, claro, porque si no la ceremonia conjurativa no surte efecto.

Hay conjuros para que nieve, para que tengamos suerte, para pedir deseos buenos, para que Enric en el ozono no le cause (involuntariamente, claro) demasiada molestia al ponerle el ozono (este conjuro, es más bien un mal de ojo, je ,je, para el caso de que sí haya molestias, con lo que Enric tiembla, claro)... En fin, conjuros for everyone y for everything....

Nota: El próximo post, ya metidos en harina, sobre el pacto por la educación (para el que también nos va a hacer falta un buen conjuro, ¡por Tutatis!)