Daniel y su padre han inventado un lenguaje. No un idioma. Un auténtico lenguaje. Pasan largos ratos hablando. Pronuncian sonidos que al parecer sólo ellos comprenden. Parecen divertirse. Mucho. Y a veces discuten. Pero sin malos rollos. Discuten como padre e hijo. Por el tono y los gestos deduzco que Daniel le explica cosas que le preocupan, cosas que ha descubierto, o cosas que sencillamente han ocurrido a lo largo del día. Su padre puntualiza, en el mismo lenguaje, pregunta, a veces manifiesta su desacuerdo y otras refuerza las impresiones de Daniel. Oyéndoles, una se pregunta de dónde le salen a la laringe de Daniel todos esos sonidos que parecen imposibles. Me dice Jorge que Daniel habla tanto, que a menudo tiene que pedirle un poco de complicidad en el silencio: el final de la jornada también necesita de una cierta pausa. Es verdad, hoy he visto a Daniel hablando por los codos, literalmente, en su lenguaje, en ese idioma cómplice que ha inventado con su padre.
Y digo yo, ¿por qué le cuesta tanto pronunciar las consonantes cuando lo intenta a propósito en castellano vulgaris, y sin embargo le salen como churros, metralleteadas, en este lenguaje propio y exclusivo?
Me pongo a aprender ahora mismo.
Pogoti acopé.
Y digo yo, ¿por qué le cuesta tanto pronunciar las consonantes cuando lo intenta a propósito en castellano vulgaris, y sin embargo le salen como churros, metralleteadas, en este lenguaje propio y exclusivo?
Me pongo a aprender ahora mismo.
Pogoti acopé.
Ayer por la tarde nos encontramos en el centro comercial con esta sorpresa: una reproducción del coche de Alonso, ya sabeis:):) que Daniel es fan number one (el dos es su padre): ahí los veis, tan ufanos.
4 comentarios:
Me acordé de él cuando pasé el otro día, ya veo que se puso la mar de contento, ¡no es para menos!.
Que chulo eso que cuentas del idioma, pero me da en la nariz que se lo van a guardar para ellos..mmmm
El día que aprenda Daniel a precisar las consonantes va a volver loco a todos.
De todos modos, y en el lenguaje que sea, está claro que sabe decir de quién es fan y qué es lo que le agrada.
Besos.
Es genial eso que cuentas del lenguaje secreto de Daniel, no sólo por el hecho de que con él hable por los codos, sino también por las cosas tan bonitas que implica sobre su relación con su padre... como también lo hace la foto, por cierto.
Besos.
Rosa.
En estos días ya he aprendido un pocopé de este nuevo lenguaje. No mucho. Es complicado.
Por otro lado, no creáis que Daniel se olvida de seguir practicando castellano: con Silvia pronuncia ya varias consonantes, aunque cuando termina la clase pasa de demostrar su habilidad. El es así. Agotiu obiguan para todos.
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