miércoles, 19 de noviembre de 2008

Las manoplas




Encontré al vuelo el otro día, en una mercería de las de toda la vida, regentada y atendida por una gente estupenda con la que a menudo me entretengo en charrar sobre lo divino y lo humano, encontré, digo, unas manoplas azules que me parecieron lo suficientemente grandes como para que quepan en ellas las manos de Daniel. Hoy se me ha olvidado llevarlas, por cierto.

No sé en otras ciudades, pero en está no es fácil encontrar manoplas para niños que ya no sean muy pequeños. Ahora Daniel ya tiene sus manos normalmente distendidas. Pero aun así, es mucho más cómodo ponerle una manopla que un guante, dedito por dedito. Sobre todo cuando se va deprisa por las mañanas a la hora de llegar al autobús del colegio. Así que en cuanto va a llegar el invierno, manopla que vemos, manopla que pillamos, si da la talla.

Hablando con mis merceras , tan atentas siempre, tan pacientes (por cierto tengo que ir a buscar los super-baberos encargados, me acuerdo: se lo digo a ellas porque sé que leen este blog), me decían que no se hacen casi manoplas porque las madres prefieren los guantes para sus hijos, en cuanto éstos dejan ser bebés (supongo que entre otras razones, será porque se pierden menos, teóricamente).

Bien. Pero, ¿y los demás, los que necesitan manoplas?. Siempre es la misma pregunta: desde las manoplas hasta la atención médica o los colegios, o el trabajo.

Me alegra que en Zgza exista una tienda de ropa adaptada. No hay ropa de niño (también es verdad que con los chavales se apaña uno medianamente bien buscando las prendas adecuadas entre la ropa estándar). Pero sí hay ropa adaptada para mayores, y para gente con movilidad reducida o que va en silla de ruedas. Para los que vivan por aquí (o no, creo que se puede pedir por catálogo)y no la conozcan y les interese, coloco el enlace abajo. Creo que hay también una tienda de ropa adaptada en Galicia y seguramente habrá más por ahí : eso espero.



Maxvida, están en Cánovas, 3
(la imagen proviene de la web de Maxvida.com)




Actualización:



Lamia ha dedicado su cuento "Lortu, el dragón del humo naranja" (escrito como contribución a la campaña "No a la pornografía infantil") a "Daniel y Ainhoa, que son felices con sus guantes y sus manoplas".

Muchas gracias, y un beso.

6 comentarios:

Baco dijo...

Sería una metáfora, si no fuese porque refleja fielmente una realidad.
Besos
PD Es posible que conozcca a Sonia Fides pronto. Me apetece charlar con ella.
Más besos para todos.

Anónimo dijo...

Que curioso Luisa, yo no encuentro guantes lo suficientemente pequeños para que Ainhoa introduzca cada dedo en su sitio. Guantes que tengan en cuenta su isodactilia, su pequeña mano "en tridente": para ella solo hay manoplas y quiere guantes, como sus compis.
Que dura es la uniformidad querida.
Kis.

ybris dijo...

Leo a LaMima y cambio lo que te iba a decir porque veo que los problemas de adaptación son a veces de forma y no sólo de tamaño.
Lo del tamaño tiene más fácil solución.
Menos mal que hay tiendas con merceras con las que se puede hablar.

Besos.

Luisamiñana dijo...

Ybris, como bien sabes el problema es la estandarización, como dice Mima, la uniformidad. Me da igual que sea la forma o el tamaño: seguramente es todo a la vez. En realidad hablamos de ignorar todo aquello que no sea lo fácil, lo estándar, lo claramente rentable (en el sentido que sea). La manopla grande para Daniel o el guante pequeño para Ainhora, la silla de ruedas para Daniel, o la mesa y silla adaptadas en el colegio para Ainhoa, son cosas que en general el "mundo fabricante-consumidor" en el que vivimos no puede contemplar, no quiere hacerlo. Cómo va a hacerlo: sólo hay que fijarse en el modelo avasallador y avaricioso que ha causado la crisis en la que ahora vivimos. Lo del estado del bienestar es otro cantar: quizás también ya nos lo hemso cargado. Esta es la realidad constatable de las que hablas, Baco.

Por cierto, genial si puedes ver a Sonia. Tendréis mucho de que hablar.

Lamia dijo...

No tengo guantes ni manoplas pero si un cuento, que regalo al alimón para Daniel y Ainhoa. Podéis encontrarlo hoy en mi casa. Un beso para los dos.

Anónimo dijo...

Vuelvo aquí a contarte que mi madre, ayer, me dijo que pidiese unas manoplas a los Reyes para mi padre.
Que cosas ¿verdad?..ya me dirás si esa mercera los tiene de abuelo.