Este fin de semana, nos hemos ido a Cambrils a cambiar un poco la rutina por los paseos frente al mar. A Daniel le encanta ir a la playa, no se si será porque estando tan cerca del mar le bajan los biorritmos o yo que se, será por el ozono que respira pero lo cierto es que cuando vamos allí está mucho más tranquilo y sólo se dedica a comer y dormir, bueno y a protestar de vez en cuando porque sino no sería Daniel.
El caso es que como sigue siendo el protagonista de la clase, su profesora nos pidió el viernes que por favor cogieramos un poco de arena para que Daniel la lleve mañana al colegio. Y nosotros obedientes, esta mañana hemos bajado a la playa durante el paseo matutino a recoger un poco de arena y unas pocas conchitas (no había muchas), y a Daniel le ha encantado la excursión por la arena con la silla, y el ruido del mar. Le ha gustado tanto que se ha enfadado pero de verdad cuando le hemos dicho que teníamos que volver a casa para comer.
He aprovechado la tesitura y mientras buscabamos las conchas le he hecho algunas fotos que espero que os gusten porque a mi me parece que está muy guapo y no es amor de madre (creo yo).
7 comentarios:
¡Qué gusto, ver al nano tan contento! Y gracias por el cacho de mar, que ya lo echo mucho de menos...
¡Sí que está guapísimo!
No me extraña, el mar es mágico, es misterioso, es hermoso, es... en fin, es el mar.
Besos.
Rosa.
Por una sonrisa así habría que traerle la playa entera a casa.
Se ve que lo pasó estupendamente.
Un beso.
Está contentísimo, yo soy partidaria de que el mar relaja y es fuente de muchas terapias.
La pena es no poder disfrutar de él a diario!! aunque así lo ecahamos de menos. Besos. (Myriam)
Pues está guapísimo.Lo mejor la sonrisota de oreja a oreja.
Es que da gusto verlo pardiez. Guapo de verdad.
¡Ay!, yo también quierooooooo
yo también me habría enfadado por tener que irme de la playa...
¡El domingo hubo dos soles en Cambrils!
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