Hola a todos. Estos dias atras no he tenido muchas ganas de escribir cosas aunque he seguido leyendo el blog y a todos los que me han apoyado os doy las gracias muy sinceramente. Pero ya que estos dias han sido un poco mas serios de lo que deberian voy a poner un punto un tanto gracioso ya que el ultimo dia de clase antes de las vacaciones de Semana Santa, Daniel me trajo una foto del cole en el taller de cocina.
Esto del taller de cocina viene siendo algo que hacen muy normalmente en el cole, y aunque otros años mandaban a casa los "productos cocinados" que hacían en el taller, este año se que siguen haciendolo pero de otra forma, y aunque no traen el resultado a casa si que envian fotos y comentarios sobre lo que hacen en las clases de cocina.
Daniel es un niño al que no le gusta nada pero nada de nada que le prueben cosas nuevas, todo lo que sea un sabor diferente o una textura que no es la habitual le da un asco horroroso, pero con esto del taller de cocina ya que experimentan continuamente con sabores y texturas están consiguiendo que no le de tanto reparo probar cosas nuevas. Además participan activamente en el taller y prueba de ello es la foto que cuelgo para que lo veais. Yo me reí cuando la vi el primer dia que la trajo en el cuaderno de comunicación porque vi a Daniel disfrutando cuando hacian un zumo de naranja. En la foto está con su profesora Chus, que es un encanto y le está enseñando a exprimir una naranja.
Este verano ya lo había probado un día en Cambrils con su tía Luisa, ya que estaba conmigo Daniel en la cocina y no paraba de protestar, yo estaba haciendo el zumo de naranja matutino cuando le pregunté si quería ayudarme y me dijo que si. Le planté el exprimidor delante igual que en la foto y le puse la mano encima de la naranja. La verdad es que le hizo gracia, no se si por el ruido o por la vibración del exprimidor pero le gustó la experiencia a pesar de que también ponía cara de darle asco lo de tocar la naranja y Luisa fue testigo de ello.
Por eso cuando vi la foto que me enviaron del cole me hizo gracia ver que estaba contento ya que posiblemente se acordaba del día que me ayudó a hacer el zumo en la playa.
Cada cosita minúscula de cada día es un paso de gigante para ellos aunque normalmente en nuestra vida cotidiana pase desapercibida. Por eso hay que intentar hacerles partícipes de todo lo que ocurre a su alrededor aunque a veces sea complicado o se nos olvide, que yo soy la primera que a veces no me doy cuenta de que podía compartir con él muchas más cosas perdiendo mucho más tiempo pero poco a poco voy intentándolo.
Por cierto, que el último día de cole también me trajo media acelga del huerto del cole con la que le hice la cena ya que tenía una pinta estupenda. Todavía sigo esperando esas fresas...
8 comentarios:
Ya me acuerdo ya del día que hicimos zumo en la playa... debe ser el ruido y la vibración, sí... menuda juerga lleva en la foto. Son una gozada estos momentos. Valen un potosí.
Oye, a este paso con el huerto te vas a ahorrar una pasta...¡con lo que come este niño, toda ayuda es poca, ja ,ja...!
Hola, soy Paula la madre de Clara. La verdad es que a veces se nos olvida que como niños que son quieren tocarlo e investigarlo todo, y que buen rato pasan cuando les propones que te echen una mano en la cocina o en cualquier ámbito.
Clara siempre ayuda a su padre a hacer el bizcocho de yogourt, vereis: él coloca el bol donde vierte los ingredientes encima de la mesita de su trona, ella al principio ayudaba a revolver, pero desde que descubrió "el saborete de la mezcla" mete el dedo índice y chupa desde el principio al fin! y no veais como se pone de harina, mezcla, azúcar, etc etc para meterla, así tal cual, en la lavadora.
Eso sí cuando el bizcocho está listo y le preguntas quien lo hizo se señala en el pecho orgullosa diciendo "mamá lo hice yo que soy mayor"!
Besazos para ese cocinero!
Oye, es que lo del exprimidor tiene su aquel, claro que sí jejeje.
Cuanto me han gustado siempre los talleres de cocina, los chicos disfrutan mucho: tiene algo especial, no sé, como un trocito entrañable de vida. Mira, por lo pronto consiguen que Daniel pruebe algo a lo que era reacio y a juzgar por la foto se lo está pasando pipa.
Oye, y no se lo montan nada mal ¿no?: huerto, taller de cocina...¡a esto le llamo yo "autosuficiencia"!.
Que bien, que chulo.
Besos, besos.
Cocinar puede resultar muy agradable, y hasta divertido... además, a muchos niños no suele hacerles ninguna gracia eso de probar comidas nuevas (de hecho, yo recuerdo que de pequeña era muy escrupulosa con la comida), pero si lo hacen ellos mismos, se animan más a probarlo.
Cada vez que mencionáis lo del huerto, me gusta más la idea... a ver para cuando esas fresas.
Besos.
Rosa.
Estupendo.
Un taller de cocina es toda una experiencia.
Seguro que se le notará cada vez más.
Besos.
Soy la mamá de Sergio, tiene 3 años y parálisis. Este año empezó el cole y van a realizar también un taller de cocina en el participaremos los padres... ya os contaré.
Decir que realmente es importante cada paso que dan que nos pueden pasar desapercibidos. Es verdad que todo es lento, que como padres quisieras que todo vaya más rápido, pero yo a Sergio no le cambio por nadie. Es una fuente de superación, de apoyo, de constancia, ... No os imaginais como cambia con su hermana, yo creo que ella le da más vida!!!
A mi casa en vez de fresas llegaron ayer........un manojo de ajetes tiernos.
Menudo chollo tenemos con el huerto¡¡¡
Es una idea fantástica. Desde mi experiencia como monitora de clases de cocina (aunque mis alumnos son mayorcitos) veo este taller como una oportunidad muy buena para probar cosas nuevas desde la cercanía a la elaboración de las recetas con sus propias manos y en directo. Favorecido también por la lejanía a su entorno habitual en el que son más reacios a todo. Sienten un poco la obligación de probar las cosas que cocinamos y yo les achucho un poco también...pero sobre todo es muy divertido, seguro que lo pasa muy bien.
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