jueves, 14 de mayo de 2020

Queda mucho






El viernes anterior a la declaración del estado de alarma, hace hoy dos meses, pasé un momento por casa de Daniel y sus padres, guardando ya la distancia de seguridad, porque Daniel es persona de alto riesgo. Nos despedimos por unos días, sin abrazos, con un “vamos hablando” que se ha prolongado, como para todos, durante un par de meses, en sus diferentes modalidades: llamadas de voz, videollamadas, whatsapp. Esta semana ya hemos podido, por fin, volver a vernos, como todos. Pero, todavía, de nuevo, sin abrazos. Nos costó mucho. Pero Daniel es persona de alto riesgo y, aunque es evidente que la protección absoluta no es posible ni para él ni para nadie, procuramos ser lo más precavidos y cuidadosos posibles. El coste emocional está claro. Pero que sucediera algo por falta de atención, de cuidado, tendría un coste mucho más grave, incluida la devastación emocional.

Soy consciente de que todos tenemos muchas dudas en esta extraña y dura situación, provocada por la pandemia. También tenemos miedo y, contradictoriamente, al mismo tiempo quizás sentimos ya a accionarse dentro de cada cual una palanca que impulsa a huir y a olvidarnos un poco de todo. Estamos cansados. Pero queda mucho. Queda mucho.

No debemos olvidarlo. Salir a la calle no quiere decir que esto haya terminado. Queda mucho. Y todos tenemos, seguro, uno o dos o tres Danieles a nuestro lado por quienes tener cuidado, por quienes cuidarnos, por quienes pedir a los demás que sigáis teniendo cuidado.

No hay comentarios: