miércoles, 7 de febrero de 2018

Daniel, Mozart y los árbitros


Daniel, a comienzos de semana, con la primera pista de su disfraz de Carnaval



Esta tarde hemos recuperado las tardes mozartianas. Siguiendo los manuales, Mozart fue casi la música primera que escuchó Daniel en su tiempo de bebé (de bebé muy pequeñito, como era al principio). Yo siempre recurría a Mozart tarareado, cuando quería tranquilizarlo, y aún lo sigo haciendo. En las sesiones de Tomatis, a las que asistió durante algunos años, Mozart llegaba casi a diario a sus oídos y a su cerebro/corazón. Como sabéis quienes nos acompañáis a través de este cuaderno hace tiempo, Daniel fue incorporando escuchas muy diversas, inclinaciones bastante variadas en cuanto a estilos musicales. Últimamente tira mucho de inercia y nos hace repetir pieza (un par, digamos), ninguna de Mozart. Pero hoy, ha sido un poco especial: hemos recuperado a Mozart. Lo hemos escuchado mucho rato. Hemos vuelto a repasar su biografia. Hemos bailado también con Mozart. Daniel se ha divertido, y yo he estado feliz por verle así.  En los últimos tiempos, a veces transcurren más días de los que solía ser habitual sin que pueda ir a pasar la tarde con él. Y sé que lo echa de menos, como yo. Hablo de un pasar la tarde que es más que pasar la tarde: es explorar piezas musicales, temas, historias, emociones, bailes …  Y hoy hemos recuperado un poco ese clima tranquilo, pero concentrado, tan alimenticio. Eso sí, lo hemos recuperado con interludios, dedicados a hacer valer por parte de Daniel su nueva vocación de árbitro de fútbol (ha enseñado varias tarjetas amarillas y rojas a Piqué, Messi y Cristiano Ronaldo), que compite con sus otras vocaciones para malabarista y jefe de estación. Y otrosí, clima bruscamente interrumpido (como siempre) en cuanto llega a casa su padre: en ese momento, comienza otra parte del día, a la que esta señora tía no está asociada; así que debo esfumarme cuanto antes, porque, puesto que soy la persona que de vez en cuando se ha quedado con Daniel alguna noche, si sus padres no han estado (raro, raro), mi don sobrino no se relaja hasta que no me ve salir por la puerta, porque para él en ese momento paso a ser una amenaza a su rutina. No se lo tengo en cuenta, sé que su rutina es un mapa de vida para él. Salgo pitando, si es posible, que a veces los adultos también tenemos nuestras cuitas.



-->

1 comentario:

Anónimo dijo...

No siempre leo su diario, no me ha llegado. Si las veces que he leído me ha emocionado y siento un respeto enorme hacia él, aunque no lo veo ,su imagen siempre está presente cuando voy leyendo, me encantan sus ocurrencias,pienso que a su manera es feliz...tú eres una tía maravillosa, lo vives porque es divino, y, te ama. Daniel es un chico hermoso con unas cualidades tremendas...me recuerda a mi nieto Mateo,son muy parecidos en cuanto a su modo de ser.<Gracias por dejar que pueda compartir con él,Le mando un abrazo fuerte.Beso Luisa.KIKA.