lunes, 3 de marzo de 2014

Batman se fía de mí


Un blog para daniel, disfraz de Batman
Un blog para Daniel, disfraz de Batman



A pesar de esta sólida apariencia y aspecto seguro, Batman Daniel le tiene un pánico categórico a la clase médica y a los espacios relacionados con su actividad, sobre todo a los hospitales. En su caso, creo que está absolutamente justificado: demasiadas visitas a diferentes especialistas, revisiones, alguna que otra estancia hospitalaria, por no contar su primer mes de vida pasado enteramente en una incubadora en Neonatos. Incluso a mí me pasa esto del sarpullido anti-hospital, pues también he completado muchas horas de estancia en estos centros (no como paciente, como cuidadora reiterada - de tal manera que ahora evito todo lo que puedo visitas médicas para mí misma, porque me resulta más agobiante todo el procedimiento médico que soportar mis dolencias). O sea, que lo entiendo.

La cuestión es que Daniel debe dentro de poco pasar por un nuevo episodio hospitalario. Tiene vegetaciones y hay que quitarlas. Andamos con todo el proceso pre-operatorio. Y como tiene tanto espanto, se hace un  poco más complicado lo que para él ya lo es de por sí, por sus propias circunstancias físicas e intelectuales: hacer pruebas como un electrocardiograma o una radiografía, las usuales en estos casos. Tiene tanta prevención que no puede controlar las reacciones que le produce ese miedo. Así que hay que andar con paciencia, con cuidado, con buena actitud de protección, y con mucha capacidad de comunicar la situación a los médicos actuantes. Afortunadamente, la verdad es que en esta ocasión hemos hallado muchísima paciencia en los profesionales, una estupenda disposición, preguntándonos cómo era mejor hacer la prueba, procurando que Daniel estuviera en su silla, que es donde se siente más seguro. Pero aún queda la intervención.

Este pánico de Daniel por las cuestiones médicas, sobre todo por los hospitales, creemos que proviene de su operación de cadera, cuando tenía seis años. Entonces, no dejaron que nadie lo acompañara dentro de la zona quirúrgica, y estuvo un rato solo hasta que le anestesiaron. Daniel ha desarrollado una, digamos, desconfianza preventiva hacia todo entorno o persona que desconoce. Es una actitud absolutamente lógica. El, solo, está a merced de todo y de todos. Por eso busca siempre ámbitos que conoce, personas de las que sabe, por experiencia, que puede fiarse. Así que no es difícil imaginar el muy mal rato que debió pasar en aquella ocasión, desubicado, sin referencias, en un sala quirúrgica, tumbado en una cama, con un montón de gente vestida de verde, las caras tapadas .... Ahora, cada vez que hay que pasarlo a una camilla para alguna exploración, es prácticamente imposible hacerlo, aunque estemos sus "personas de confianza" presentes. Simplemente, no se fía, simplemente no puede controlar la ansiedad.

Y no es que, hace ocho años Jorge no intentara hacer comprender a los profesionales cuál era la situación. Lo hizo y se esforzó mucho en ello. La respuesta fue simplemente que nadie podía pasar  con él, no se podía pasar y punto pelota. Hombre, dejar que alguien le acompañara, debidamente equipado y descontaminado si hacía falta, tampoco parece misión imposible. O si lo era, quizás se le podría haber sedado previamente un poco en la habitación. Porque la consecuencia de esa inflexibilidad es lo que acabo de explicar arriba: una situación estresante para Daniel que se repite sistemáticamente ante los médicos y unas peores condiciones de trabajo para los sanitarios que tienen que atenderle.

Parece que la cosa ha cambiado un poco. Parece que nos vamos encontrando con profesionales que saben que las condiciones especiales requieren flexibilizar las normas. Ellos son lo que saben lo que es necesario en su trabajo; nadie discute tal cuestión. Pero también es verdad que nadie como sus padres conocen las reacciones de Daniel, las circunstancias en las que se desarrolla su vida, y escuchar sus propuestas e intentar que todo se desarrolle de la mejor manera para todos no parece tan complicado.

Personalizo en Daniel, pero sirva esta reflexión para cualquier persona o situación que requiera de una atención diferenciada, en Sanidad, en Educación, en los transportes públicos, en los parques, en los trabajos....

Daniel percibe muy bien las actitudes, la capacidad o no de empatía para con su especificidad por parte de los "otros". La prueba de electrocardiograma no fue mal del todo, pero él estuvo bastante nervioso, por mucho que hicimos para tranquilizarlo. Sé la causa inmediata: el técnico, que fue muy correcto y no nos puso trabas, eso desde luego, trabajó a regañadientes ante la situación, y eso se nota. En cambio, en rayos X, captaron rápidamente la situación y dejaron que fuera nuestro ritmo el que marcara las fases de la prueba. Daniel, que insistía en estar en su "silla", no llegó a tensarse en ningún momento. Sólo cuando tuvimos que moverlo un poco, para colocarle la placa a la espalda, se inquietó. Pero le expliqué entonces que yo estaba allí, que no lo iba a sacar de la silla, y le pregunté si se fiaba de mí:

- Sí

Pues ya está, le dije. Y a partir de ahí, sin problemas.

Y, esto, claro, me llegó al coeur, pero también me volvió a demostrar que Daniel maneja ágilmente conceptos complicados, como éste de la confianza (complicado donde los haya).

Por cierto, que Batman Daniel había sido el día anterior "Isla de Barataria" en otra fiesta de carnaval (ha debido de salir a fiesta diaria en la semana pasada) que celebraron en el colegio el Jueves Lardero. La cosa iba del Ebro, y a Daniel le tocó Barataria. Ja, aquí le quería yo ver. Estamos listos para jugar a Don Quijote.


1 comentario:

aurora dijo...

Espero que vaya bien el tema de las vegetaciones. Yo también lo pasé con mi hijo pequeño, y la verdad a pesar de ser una pequeña intervención, siempre impone el tema del quirófano. Un abrazo muy fuerte