lunes, 4 de febrero de 2013

¡Viva el alfabeto!

Me pongo mala con algunas (bueno muchas) cosas. No ahora por ser ahora y pasar lo que pasa, que además. Desde hace tiempo, me pongo mala. Aunque la verdad es que la impotencia es cada vez mayor. 

Este siglo 21 no nos va tratando demasiado bien. Y eso que parecía bueno al principio. O quizás porque parecía bueno.

Sin embargo, no quiero hablar aquí con amargura. Por eso, este es un post bifronte. Cal y arena.

Cales. Aunque hay quienes niegan solvencia al Observatorio de la Dependencia, a mi me parece que los datos aportados y analizados en su informe de enero de 2013 sobre el desarrollo y evaluación territorial de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y atención a las Personas en situación de Dependencia tienen bastantes visos de dar en el clavo. Casi todos tenemos experiencias que avalarían esos datos. Sumadas todas..., las cuentas cuadrarían. Casi me la juego. Esto es así. Lo que es, es. Yo preferiría a menudo, por lo menos, valentía por parte de quienes establecen directrices políticas y económicas. La valentía avalaría alguna buena intención y también un poco de dolor ante los hechos. Porque las cosas que suceden son dolorosas. Es un dolor objetivo. Eso nadie lo puede negar. La falta de valentía a la hora de asumir y defender la realidad da como mal rollo, le resta a los hacedores de realidad mucha credibilidad, también  a las argumentaciones oficiales. En fin. 

Los datos del Observatorio de la Dependencia hablan de la debilidad en que ya está sumido el Sistema que implantó la Ley de Promoción, etc, etc. Cada vez menos sujetos incorporados -disminución a un ritmo de vértigo, o de muerte (literal)-, retraso de 15 meses entre la solicitud de inclusión en el Sistema y el comienzo de las prestaciones, etc. El documento puede descargarse desde la web http://directoressociales.com/

Esta inanición se suma al adelgazamiento de las ayudas económicas (que, por cierto, según el informe, no está conllevando un aumento de servicios profesionales, como se anunció) que ya hemos sufrido, y la desaparición de la cotización a la Seguridad Social para los cuidadores.

Es decir, avanzamos. Retrocediendo. Regresando. Al pasado.

Y es triste.

Si alguna vez llegamos ingenuamente a pensar en delirio de optimismo sin igual que el Sistema de la Dependencia, una vez superadas sus etapas iniciales, y cubiertas las prestaciones básicas, avanzaría hacia una subsidiación, por lo menos parcial, de parte de los gastos diferentes (ortopedias, medicamentos en algunas circunstancias o personas, ropa adaptada, etc) que conlleva la diversidad funcional, pues dejad de pensadlo. Pero los gastos están ahí, grabados con sus ivas, con sus precios por lo normal superiores a otras cuestiones de uso cotidiano para la población (son menos rentables, se entiende, ya), etc.


Algunos gastos, que yo conozca de cerca:  silla de ruedas con unas mínimas adaptaciones, y no eléctrica, entre 6.000 y 9.000 euros, por ejemplo; silla de baño, entre 400 y 1000 euros; saco térmico para paseo, 100 euros (o hacérselo uno, claro); batidoras para los triturados (50 euros cada seis meses, porque se quema el motor por el uso; son batidoras ya normales; hubo un tiempo que eran americanas, más de 100 euros, y duraban más, claro; y también hubo que comprar al principio una Termomix). Añadamos los pañales, que la Seguridad Social no cubre al 100%, los medicamentos, etc (hay devolución del exces de aportación por gasto farmacéutico, sí, pero con tan largo recorrido....) Sé que hay más, menores y mayores. Podéis aportar.

Son facturas que no prescriben. Nunca. En cambio hay personas a las que les prescriben la responsabilidades por ciertos gastos, de los que además no tienen ni consciencia de haberlos hecho: pecata minuta. Una tarde de cumpleaños al precio de una silla de ruedas para varios años, por ejemplo. 

Es triste. Yo no puedo evitar la tristeza.

Así que pienso siempre que puedo en otras cosas.


Arenas. Daniel es un as con el alfabeto. Con un poco de ayuda - y algún que otro tropezoncillo, sí- ya recita las letras del alfabeto todas seguidas. Es un juego que tiene muy bien pillado con Jorge. A los demás nos hace menos caso. Pero con su padre es un hacha: incluso dice de seguido "y griega", ¡toma ya! Que a un niño tan cibernético como Daniel le siga produciendo tan buenas sensaciones la simple cosa de recitar las letras del alfabeto en orden es algo fantástico (y un poco misterioso, sí). Pero, sea como sea, ¡viva la memoria de Daniel!, que no ha escuchado demasiadas veces el alfabeto, ¡viva el alfabeto! 


Más arenita. Fueron los chicos del cole al Museo del Fuego de Zaragoza, que es un lugar muy majo, con exposición de equipamiento antiguo de los bomberos y esas cosas. Los días de antes estuvimos en casa viendo vídeos de bomberos. Daniel seguía con un interés impresionante las diferentes tareas de los bomberos, sus entrenamientos, y así. Claro que lo que más le mola es .... ¡la sirena!, evidente.

Más. Según Inma, hemos añadido a la lista de deportes que le gustan... ¡el billar!. Esto se lo tengo que contar a un buen amigo mío, algo campeón en este deporte.

Más arenita. Descubrimiento de los Beatles. No sé por qué no habíamos oído mucha música de los Beatles. El otro día lo hicimos. Gran éxito. 

Más. Molan mucho los cuentos interactivos en el Ipad. Recomendación total que os hacemos (sé que el ipad es caro.... pero es algo que puede aportar mucho a Daniel y los chavales con diversidad, es caro... no quiero volver a la cal...)

Arenas a tutiplén: esta foto, mismamente (que ya perdonaréis que esté un poco rara, es foto con móvil de foto en papel, porque no puedo encontrar la forma de que funcione el escaner, leche)


En el cole, en la sesión de "perriterapia"















2 comentarios:

carmen dijo...

Preciosa esta cal y arena.
Decir lo malo está muy bien,pero las alegrías hay que compartirlas.
Enhorabuena por esa "y griega" de carrerilla.
Saludicos

Ángel Serrano dijo...

Lo fácil que sería todo simplemente con un poco de apoyo, con dejar las cosas seguir su curso y no poner obstáculos, con sumar aunque fuera poco en vez de restar...
Animo en esta dura lucha, tarde o temprano los valores humanos vencerán frente al vil metal, sobre todo si realmente queremos una sociedad mejor...

Ángel Serrano
Maestro en Ángel Riviere.