Le pregunto a Daniel si me ayuda a reinstalar en su ordenador el Boardmaker y su correspondiente Speaking Dynamically (que se nos han desmontado de las imágenes virtuales generadas por el Daemon Tools), y me contesta un síiii entusiasmado, que ya alcanza el nerviosismo cuando le cuento que yo tengo que hacer cosas de mi trabajo en el ordenador y que por lo tanto deberá también estar atento a mis acciones y vigilar para que no me equivoque. Adopta gesto y posición de hombrecito serio y pone toda su atención en las explicaciones que yo le voy dando de cuanto hago a través del ordenador.
Otras veces, si tengo que trabajar, Daniel y yo compartimos pantalla en el ordenador. Mientras yo trabajo -y él "me ayuda" (le gusta mucho sentirse partícipe de esa tarea de adulto)- en una parte de la pantalla, en otra Daniel ve películas, o videos musicales, o la emisión de la cadena Teledeporte.
La otra tarde (la de la reinstalación del Boardmaker) además del ordenador manejábamos el teléfono móvil que no paraba de sonar. Daniel estaba si cabe aún más encantado, porque el teléfono le ha gustado siempre mucho: teclado, sintonías, música, gente que habla a través del altavoz... Un mundo, vamos. Esa tarde de la que hablo, durante un rato que vino Inma a contarme algunas cosas, deje a su alcance la pantalla táctil del iPhon dentro del menú de sonidos: ¡Dj Daniel a todo trapo! Su dedo apuntaba y rozaba la pantalla con maestría inusitada, y él estaba supercontento porque no tiene que añadir al esfuerzo muscular de enderezar bien el tronco, levantar el brazo, sostenerlo, destensar su mano y usar el dedito, el añadido final de pulsar o empujar con fuerza ninguna botón: ¡la pantalla táctil es superguay, un leve roce de su dedo y algo sucede, consigue hacer tantas cosas!
¡Mamá!, ¡tía! :
(me encanta cuando demuestra iniciativa y cuando la expresa hablando; en estas ocasiones tan sin pensar, tan espontáneas, es cuando parece que más fácil le resulta articular palabras:).
Nosotras queríamos terminar nuestra conversación, pero Daniel lo que quería era que viésemos sus habilidades como DJ en la pantalla táctil del iPhon ... Y yo, aunque siempre procuramos que entienda que debe dejar su espacio a los mayores (lo cual a menudo es complicado, dada su dependencia de los demás y... su carácter), entendí a mi vez en ese momento la necesidad de mostrarnos lo que sin duda va a ser un nuevo camino recién descubierto.
Hace ya unos días colgué en Facebook este enlace
que me había hecho llegar Carmen Alonso (presidenta de la Fundación Alpe) sobre como un iPad le estaba cambiando la vida a Leo, un niño autista. Daniel tiene muchas más dificultades motrices evidentemente. Pero precisamente por ello mismo, estoy segura que esta tecnología va a ser fundamental para nosotros.
2 comentarios:
También yo pensé en Daniel cuando oí hablar de Leo y su iPad, y en tí.
¡Que gran ayuda van a ser todos eso nuevos "paratos"!, bienvenida tecnología...
Lo van a ser, sin duda. Hay que trabajar y pelear para que esta tecnología y otras estén al alcance de muchos. Es necesario.
Besos
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