martes, 9 de noviembre de 2010

Telepa-tía


Creo que este va a ser un post terapéutico para mí misma.

Vereis. Llevamos en la familia una mala racha en relación con la salud de nuestras personas mayores. Todo es lógico y esperable, pero no por ello deja de doler, y además inevitablemente el trabajo y las responsabilidades para con ellos se multiplican. Es dificil eludir cierta tristeza e imposible evitar que las tareas y un cierto cansancio se acumulen. Muchos lo sabreis. Pero se va llevando.

También esta es la razón de que en las últimas semanas ande más centrada en estos asuntos y los juegos, los ejercicios, las tardes con Daniel se hayan prodigado menos. Ayer tenía posibilidad de ir a verle. Pero yo no había advertido de ello, por si acaso (en estos momentos nunca se sabe). Un poco antes de salir hacia su casa, le mandé un mensaje a Inma indicándole mi intención. Pero ella me dijo que a Daniel no le comunicó el tema. Sin embargo, -luego me contó- Daniel bajó del autobús llamándome: ¡tía, tía, tía! Cuando pulsé el timbre del portal, Daniel pegó un salto de contento, que casi le hace botar de la cama sobre la que su madre le estaba cambiando de ropa en ese momento. Y antes de entrar en la casa ya le oí gritar sin parar: !tía, tía, tía! ¡tía Lui-a!

Otro día quizás no me hubiera impresionado tanto esta especie de telepa-tía (je, je, perdonad la boutade). Y no lo hubiera hecho porque Daniel tiene mucho control sobre los tiempos en que cada uno de nosotros aparece y desaparece en la vida cotidiana, y ahora suele recibir a las figuras principales de su entorno (papá/mamá, sobre todo) con esta repitición insistente de sus nombres (supongo que para él poder decirlos tan claramente es una gran satisfacción, después de años de no poder pronunciarlos) . Así que, en condiciones normales por mi parte, hubiéramos iniciado las bromas de siempre para luego irnos a jugar o jugar/trabajar en el ordenador. Pero ayer, con toda la carga de cansancio y de necesidad que yo arrastraba de simplemente disfrutar un rato de la frescura vital de Daniel, esa "telepatía" con Daniel, esa comunicación mutua sin más, que yo sé que a veces se produce con las personas con las que estás muy en contacto, me llenó de energía nueva.


La suya, claro.




7 comentarios:

ybris dijo...

Eso son tías, y el resto, madrastras de Blancanieves.
Cuánto se pierden quienes no saben aprender de los diferentes ni llenarse de su energía.
Puedes creerme si te digo que yo paso por aquí a llenarme también por lo que contáis y comunicáis.
Besos y abrazos a tía, sobrinos y familia toda.
Que se te vayan aliviando las saludes de tus cercanos.

laMima dijo...

Me emociona leerte.
Solo se me ocurre decirte que, como chico listo que es, Daniel comparte su energía con quien sabe lo merece.
Y mucho.
(Jaja, ¿sabes que palabra me pide el verificador de abajo? MATIONA. Siegque...)

Lamia dijo...

Disfruta de esos momentos, cariño. Son inolvidables.
Besos.

Jose Adolfo dijo...

Mi querida Luisa, nuestros niños son especiales hasta en la forma de cumunicarse, y eso incluye la telepatia. Se establece cuando el vinculo de amor es tal que no existen barreras fisicas para la comunicacion. Para Juliano y su mama ese tipo de comunicacion es muy frecuente. Muy bueno el blog y a seguir disfrutando de nuestro angeles en la tierra.

Luisamiñana dijo...

Un fuerte abrazo a todos, amigos.

Inde dijo...

Esas conexiones son un tesoro. Y de vez en cuando, surgen. Y es hermosísimo que nos lo cuentes. Un abrazo gigante para ti y otro para el tío genial ése que es el Daniel.

Anónimo dijo...

Definitivamente, a veces es fácil creer que la telepatía pueda existir... enhorabuena a Dani por esa energía.
Que se mejoren vuestros mayores.
Rosa.