sábado, 9 de octubre de 2010

Las gafas de sol molan y que me entiendas más

















En esta foto Daniel, con mis gafas de sol (que casi le vienen bien, ¡madre mía!), el jueves pasado por la tarde, después de salir del colegio. Encantado porque le estábamos diciendo lo guapo que está con gafas de sol. Le gusta ponerse gafas de sol. Las otras, las de ver, no tanto. Aunque cada vez las lleva, las gafas graduadas (ésas con las que Lamima dice que está tan guapo), mejor. Supongo que ahora nota más conscientemente la diferencia de visión con ellas y sin ellas, y también seguramente será que en estos tiempos Daniel está ya como más responsable y pone más interés en muchas cosas. Todo coopera: su maduración cerebral (evidente) y su edad: ya son once años y, a pesar del retraso madurativo, se nota en sus actitudes y en su comportamiento que calibra las cosas de otra manera.


El mismo día de la foto, le había llevado al colegio Inma a media mañana, porque tuvieron a primera hora revisión pediátrica de los once años (todo bien). Lola, la logopeda, fue en busca de la madre de Daniel para decirle lo contentísimas que están sus profesoras este año. Que no protesta cuando le indican las tareas a realizar y que las hace con diligencia, con interés, con aprovechamiento. Virginia, su nueva profesora en el aula, le dijo que efectivamente ella no le conocía antes, pero que es evidente que se ha encontrado con un alumno excelente.


El colegio siempre le ha gustado mucho. Era de esperar que la rebeldía danielina tarde o temprano se reencauzaría. Algunas de sus rabietas son debidas al carácter; otras a la inseguridad que le genera situaciones o personas que no le gustan o desconoce. El no tiene armas propias para defenderse: sólo la pataleta. Pero es tarea suya y de todos que vaya encontrando otras formas de expresión. Inteligencia para ello no le falta. Eso está claro.


Y aquí quería llegar: a remarcar que el tener un problema como la paralísis cerebral no es sinónimo de falta de inteligencia (sea cual sea el coeficiente intelectual). No hay que tratar a las personas que tienen problemas cerebrales como si fueran tontos. No lo son. Son otros sus problemas. Y los demás también debemos ser inteligentes a la hora de ayudarles.


En este sentido, estoy un poco preocupada (quizás innecesariamente, ya veremos). Porque tengo la sensación de que Daniel está pidiendo más formas y cauces de comunicación, y todavía resulta complicado frenar su impaciencia al respecto y adecuar para cada caso y tiempo la mejor fórmula de intercambio de comunicación. Me preocupa que si no puede hacerse entender bien, se retraiga y deje de poner su esfuerzo en ello (no olvidemos que es vagoncete y tiende a la economía de esfuerzos, je). Así que ahora toca trabajar en ésto. Despacio, buscando bien. Sin dejarlo.






5 comentarios:

monica dijo...

Sigo el blog habitualmente, aunque no tengo una problemática semejante en mi entorno. Porque siempre me produce alguna reflexión, que en este caso quiero compartir. Se trata del tema de la comunicación. Es curioso, porque así deberíamos aproximarnos a ese tema todos, respecto de todas las personas de nuestro entorno, y aún, de nosotros mismos. No siempre conseguimos hacernos entender, no siempre son las palabras lo más apropiado. Y muchas veces nos retraemos. Una parte de nuestra agresividad se produce por eso. Quizás no se trata de "pre-ocuparse", pero seguro que es una ocupación. Un beso

ybris dijo...

Vaya si molas esas gafas, Luisa.
Y me alegra mucho saber que de los progresos de Daniel y su mejor disposición al aprendizaje.
Qué difícil encontrar los mejores cauces de comunicación cuando el problema no es la falta de inteligencia sino el de expresarla en nuestros términos, que no son los suyos.

Besos.

ybris dijo...

Molan y saber de. Estoy espeso. Sorry.

Inde dijo...

En esa foto, Daniel parece estar diciendo: "No preocuparse, tita, que las vías de expresión las vamos a ir encontrando estupendamente, ya verás... ¡Caiga Quien Caiga!"

:)

Se le ve tan mayor... ¡qué majo está!

laMima dijo...

Si, que imprescindible es avanzar en las formas de comunicación. No se me ocurre cárcel más dura que la de no poder entrar en contacto con quienes quieres, no poder pedir ayuda, o dar las gracias, pero creo que en este tema lleváis buen camino.
Claro, no hay que bajar la guardia porque seguramente Daniel ha dado un spint que precisa echar a correr para alcanzarlo pero seguro que lo conseguís.
Lo de las gafas...que está muy guapo con ellas hija. Que no me canso de decirlo.