miércoles, 4 de marzo de 2009

Dibujos animados bajo demanda






Hace unos cuantos días, Inma y Jorge me hablaban de las reacciones de Daniel ante la televisión en momentos diferentes de dos fines de semana. Me hablaban de ellas como ejemplo del fuerte temperamento de este niño. Lo cual es cierto, sin duda. Daniel, como casi todos los niños, ya ha adquirido la costumbre de ver dibujos animados cuando se levanta de la cama los sábados y los domingos. Esto es signo de normalidad, evidentemente. Sus demostraciones de temperamento también: tanto porque son prueba fehaciente de que expresa sus demandas (sean justificadas o no, eso ya es otro tema) cada vez más decididamente, como porque también en nuestro tiempo y en nuestros países europeos privilegiados es bastante normal una cierta "malcrianza consentida" de los niños, que se vuelven más exigentes de lo que deberían ser. Tampoco en ésto Daniel es diferente.


Una de las anécdotas domésticas que contaban los padres de Daniel relataba como un sábado por la mañana en que el chaval tuvo que levantarse de la cama (levantarse, no despertarse, que a menudo le da por despertarse temprano en fin de semana, mientras que cuando hay cole se le pegan las sábanas muchas veces... ya se sabe...), digo, tuvo que levantarse un poco más temprano de lo habitual en sábado, poorque ténían que ir de viaje, se enfadó de lo lindo: explicación: en la televisión no estaban poniendo todavía La casa de Mickey Mouse, que es la serie de dibujos animados que ve los sábados al levantarse. No hubo forma de que entendiera que la televisión tiene unos horarios. El quería ver su serie habitual a la hora de levantarse.


La otra ocasión de expresión "geniuda" se materializó en unos momentos de emisión de publicidad en medio de Pocoyó: gran cabreo por la interrupción. Y tampoco hubo forma de que entendiera que era una serie en la tele, que no era como cuando ve su dvd. Pero no porque no entiendiera que lo que estaba viendo era televisión, no. Daniel se negaba a admitir que suspendiera temporalmente su diversión para poner unos anuncios que a él se la traen al pairo.


Lógico. Todo lógico.


Ya le dije ayer a Inma que estas manifestaciones danielinas no obedecen sólo a rasgos de su carácter. Que también. Obedecen a la normal actitud de los niños de este tiempo en el que ya hemos aprendido a informarnos, a ver nuestro cine, a acceder a nuestras diversiones como queremos, cuando queremos y en la forma en que queremos. Y en eso Daniel es tan de su tiempo como otro niño cualquiera, efectivamente. El, cuando se levanta, quiere ver no lo que pone la tele . Quiere "su serie" de dibujos de la hora de levantarse. Y tampoco quiere que le paren las pelis o los dibujos con publicidades que no le interesan. Quiere ver sus pelis y sus dibujos a su manera.


Información, diversión bajo demanda, se llama la cuestión. Y como a los demás niños a Daniel esa actitud ante las cosas le sale innata. Normal, digo yo.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha venido a la cabeza un día que tuve que quedarme con Ainhoa en casa porque estaba pachucha (entre semana, un martes mismo) y se pilló un rebote mayúsculo porque no había dibujos en la tele (claro, los niños estaban en el cole), imposible hacerla entrar en razón.
Diversión a demanda, si. ¡Y con menudos modos a veces!.. Supongo que deberíamos controlar esto pero ¡ay!.

Luisamiñana dijo...

Sí, hay que controlarlo, pero supongo que sobre todo hay que controlar el tiempo que se dedica a algunas cosas y la actitud con que se reciben.
Lo cierto es que ese concepto de "información bajo demanda, o diversión bajo demanda" se está imponiendo gracias a la cultura digital: periódicos cuando podemos leerlos, posibilidad de grabar tus podscats, los videocats, etc, etc. Los niños casi ya no entienden que haya que esperar a una hora fija para ver algo ni que se les interrumpa con anuncios que no interesan. Esto es así ya. No es culpa de ellos. Tampoco me parece malo. Si se administra bien.
Besos cincomarzeros.

ybris dijo...

Vengo un poco chafado de LaMima. Le había dejado dicho que no me sentía con fuerzas de pasar por otros blogs a comentar.
Pero este es otra cosa y me siento mejor al leerte.
Daniel es normal, como todos los niños.
Claro que sí.

Besos.

Anónimo dijo...

Vamos, que estamos ante la "Generación Emule"... tienes razón, es lógico: de hecho, si yo no me cojo una pataleta con los anuncios, acostumbrada como estoy ya a mis baterías de capítulos sin interrupciones en DVD, es sólo para hacer honor a mis 21 añitos, no porque no quiera XD
Besos.
Rosa.